El caso es que durante más de tres meses no se pone el sol del todo en esta parte más próxima al Polo.
Nunca lo había experimentado. Así que sentía un mucho de curiosidad y un poco de escepticismo, duda, un quizás no es para tanto.
Y llegó la hora que se suponía qu debía hacerse de noche. La luz comenzó a escaparse, pero… no se iba del todo. es como el amante que amaga con marcharse, pero que nunca llega a irse del todo.
Pasaban los minutos y la luz seguía ahí, en esa especie de silver hour de los fotógrafos, tras la golden hour. Esa hora en la que las fotos ya no salen bonitas, los retratos no son favorecedores pero aún hay luz.
Esa hora en la que forzando un poco la ISO y con un buen punto de apoyo aún puedes salvar alguna buena foto.
Y así toda la noche, o supuesta noche.
Eran más de las cuatro de la mañana cuando gravé este video desde la ventana de mi hotel.
Para los que ya habéis tenido esta experiencia no os llamará la atención. Para el resto os ayudará a entender lo que intento transmitiros.
Comida sana y mucho más. Así se podría definir a Finlandia.
La primera impresión al llegar al aeropuerto de Helsinki es de pulcritud, luminosidad (al menos en junio) y mucha gente alta, rubia y de ojos azules.
La primera comida aporta más cosas. Mucha comida sana, mucha ensalada y con poco o nulo apaño.
Lo del poco apaño lo seguí comprobando en días sucesivos. No ponen o en muy poca cantidad, sal en los platos. Y solo la traen a la mesa si se les solicita. Así no tiene mérito no ser hipertenso…
Mucha verdura cocida, casi al dente. Muy rica.
No se ven grandes platos de carne o pescado y los platos que los incorporan son en pequeñas cantidad, al menos para lo que estamos acostumbrados en el sur de Europa.
Otra cosa que me llamó la atención es gente comiendo con leche. Preguntado algún lugareño sanitario me explicó que pasan casi dos meses sin ver el sol y se hace casi necesario tomar lácteos para compensar.
Para acompañar las comidas la bebida que lleve alcohol es francamente cara. Y hablo de cerveza, que si pides un vino decente… más cara la bebida que la comida.
Mucha bici, mucho patín, muchos cascos y auriculares y muy poco coche.
En resumen, un país sano, sanísimo.
Pero que se permite sus alegrías con el vodka y el aquavit, que deja pálido al europeízo del sur al ver cómo no es extraordinario, a cualquier hora del día y no solo a gente marginal, tomar bebidas espirituosas de manera generosa.
Del sol de media noche hablaremos en otra entrada.