Mirando al futuro

Alfama infinita

Chiado

Lisbon: Tiles, Tiles, Tiles. — PHOTOPHILE

In the European city of Lisbon, capital of Portugal, there are tiles everywhere. Look up, look down, look to the side and you’re bound to see tiles. You’ll even be walking on them! I’ve put together a gallery of just a very few of the tiles I spotted on our […] The post Lisbon: Tiles,…

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Rincones de Óbidos

Óbidos es bonito. Nadie podría decir lo contrario.

Este pequeño pueblo amurallado, al norte de Lisboa, lo tiene todo: murallas muy bien conservadas, acueducto, iglesias, plazas con encanto,… color, arquitectura, infraestructura hotelera, restaurantes,… es como todo perfecto, demasiado perfecto.

Sin embargo tuve una sensación extraña que no me dejaba estar del todo a gusto. Creo que es el número de turistas por metro cuadrado. Desproporcionado. Y eso que cuando lo visité se acaban de terminar las jornadas medievales, con mercadillos, reconstrucciones en cartón piedra, representaciones,… y se supone que había menos turistas.

Al final se pierde el encanto. Quizás si se visita fuera de temporada alta sea una maravilla. Así me pareció que quedaba todo un poco artificial, como los restos del cartón piedra que aún quedaban por los rincones. 

Até mais, Ericeira

Hasta luego Ericeira, que no adiós.

Ericiera ha sido una de las gratas sorpresas de la visita a Portugal.

Buscaba en este viaje salir, aparte de la visita recuerdo a Lisboa, conocer ese otro Portugal menos conocido, más auténtico, menos preparado para el turismo, con más esencia. Y con este pequeño pueblo, otrora de pescadores, lo he conseguido.

Poco más de 10.000 habs y a unos 35 km de la capital, la hacen un destino de lisboetas que hacen que una buena parte del turismo sea portugués. Pero lo que hasta hace unos años era un flamante puerto pesquero, observador de partidas históricas, como la de los últimos reyes de Portugal a su destierro, hoy en día es conocido en todo el mundo de los surferos por ser un destino único para la práctica de este deporte-diversión.

Todos estos factores han hecho que convivan buenos hoteles con hoteles más económicos y hostales más asequibles para los bolsillos de estos generalmente jóvenes.

El pueblo es una gran mezcla de modestas casas de pescadores, casas con más posibles con influencia decorativa asiática, quizás de lo que fue su colonia de Macao y nuevas, funcionales y más feas construcciones levantadas para dar servicio a toda la marabunta de turistas.

Pese a mi comentario anterior, debo decir que no he tenido sensación de agobio, ni en las playas (tiene 7), ni en los restaurantes (buen marisco, aunque para mi gusto peor tratado que en Galicia y espléndidos pescados a la brasa) o cafeterías (aunque hay que reservar), pese a ser temporada alta y hacer un tiempo espléndido.

Por todo esto no digo adiós sino hasta luego a este pequeño paraíso portugués. Mucho menos conocido que el Algarve, pero con mucho encanto y con el atractivo de estar más cerca del circuito cultural que se suele hacer en Portugal )Lisboa, Coimbra, Braga,…)

No es Santorini, es Ericeira, en Portugal

 

Abandonamos Lisboa, siempre igual y siempre diferente, con su melancolía, sus fados, sus tranvías, su Alfama y sus pastelitos de Belem. A no más de 40 km llegamos a uno de los paraísos mundiales de los amantes del surf: Ericeira. La primera impresión es la de un pueblecito de las islas griegas. Pero no, es Portugal.

Lisboa

Café A Brasileira

Toda ciudad tiene sus rincones emblemáticos, curiosos, de toda la vida.

Uno de esos rincones de Lisboa es el café la brasileña, A Brasileira. Con más de cien años de antigüedad y con el antecedente abierto dos años antes en Oporto con el mismo nombre, este café abrió sus puertas en 1905 en el corazón del barrio de Chiado, de la mano de Adriano Telles.

La idea inicial era dar a conocer y generar interés en el café proveniente de Brasil. 

Ha sido el primer local a servir la bica, una tacita de café muy fuerte, parecido al expreso.

Fue remodelado en 1908 y luego en el 1922, dando paso un verdadero y propio bar. Los interiores fueron decorados en estilo Art déco. En los años sesenta las obras de arte existentes fueron trasladadas al Centro de Arte Moderno (ahora Museo de Chiado).

Siempre ha sido lugar de encuentro de intelectuales, librepensadores y artistas, incluyendo al poeta Fernando Pessoa, los pintores José de Almada Negreiros y Jorge Barradas, y los escritores Aquilino Ribeiro y Alfredo Pimenta.

Una estatua en bronce de Pessoa fue colocada al exterior del café en el 1988: el poeta sentado en una de las típicas mesas hexagonales del local.  Si vas no te podrás negar a sentarte al lado y carate la fotografía de rigor.

En el lugar tambián venden los famosos pastéis de nata portugueses, y algunas tapas para coger fuerzas y aguantar las caminatas empinadas de Lisboa. Sea por curiosidad o necesidad, el Café A Brasileira es un “deber ver” dentro de los itinerarios turísticos por Lisboa.

El tranvía, icono de Lisboa

Golden hour en la desembocadura del Tejo

El mirador Portas do sol es otro de los muchos miradores que hay en Lisboa. Incluso hay varios en el barrio de la Alfama, pero para mí es uno de los mejores o quizás el mejor.

Lo encontraremos junto a la Iglesia de Santa Lucía (el tranvía 28 tiene parada justo enfrente). Aunque mi consejo es que vayas subiendo desde la praça Comercio. Si lo haces, captarás los mejores rincones del barrio, las tiendas con más encanto, las mínimas terrazas…

El mirador tiene también una cafetería con terraza y lounge bar. Suele haber música multiétnica y presencia de una mezcla curiosa de gente del barrio, vendedores ambulantes, turistas de todas las nacionalidades buscando un hueco para la foto de turno,…

Una opción es subir al mirador un día despejado, por la mañana, porque podremos apreciar al máximo el resplandor de las viejas casas blancas de Alfama. Aunque la última hora de la tarde tiene mucho, mucho encanto y es cuando el bullicio se capta mejor.

Destaca especialmente la bonita vista de São Vicente de Fora, con el Tajo de fondo, como en la foto.

La luz lo inunda todo y la suave brisa que suele soplar la convierte en uno de los mejores rincones lisboetas en los meses de calor. No te lo debes perder.

Si bajas por las escaleras en un lateral del mirador conocerás la Alfama más real, con críos jugando por la calle, ancianos asomados a su mirador particular, ropa tendida en los balcones,… hasta llegar a la avenida del infante Don Henrique.

No lejos hay un restaurante curioso, donde se come con gin tonic. Pero de eso hablaremos otro día.

Un pero que es un aviso: cuidado con los carteristas.

Amoreiras, Lisboa

In response to The Daily Post’s weekly photo challenge: «Ornate.»

Three decades after its opening, Amoreiras Shopping Center won, definitely, a place as a Lisbon’s icon.

Placed in the center of the Portuguese capital, with a very bold architecture for its time, it early became a meeting point for the upper middle and upper classes, always demanding quality and attentive to the last fashion trends.

Today, it entered to the gallery of Lisbon traditions, without losing the aura of vanguard and exclusivity that was always around it. Even after two decades, Amoreiras Shopping Center remains the top spot for exclusive brands at the very heart of Lisbon.

La sardina, símbolo de Lisboa

La noche del 12 al 13 de junio se celebra cada año la fiesta más popular de Lisboa, en honor a San Antonio de Padua, nacido a los pies del Castillo de San Jorge, en Lisboa.

La fiesta, con sus pasacalles, bailes,… incluye como plato estrella las sardinas asadas con pimientos.

Dicen los lisboetas que la fiesta más importante de la ciudad y se viene celebrando durante casi cuatro siglos.

De esta tradición viene considerar la sardina como símbolo de Lisboa y no el gallo, símbolo de Portugal y con origen en las tierras del norte (portu gallo).

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No es Rio de Janeiro ni es Los Angeles; es Lisboa

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De Mozambique a Lisboa

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