Miradores. A la caza de la luz.

Miradas indiscretas

Siempre me han llamado mucho la atención los miradores.

Parecen estructuras desafiantes, intentando capturar toda la luz, día tras día, sin conseguirlo definitivamente, pues finalmente llega la penumbra y les deja esperando hasta que el albor del mañana vuelve a rescatarlos.

Y a la vez, nido de cotillas que se esconde detrás de los visillos, para ver la pareja besándose o si la vecina ha estrenado vestido.

Un mundo pensado para el exterior que seguro que sirve de pantalla infranqueable a mundos desconocidos, mirador adentro, en el que extrañas criaturas campan a sus anchas.