Como decía el poeta Antonio Machado, se hace camino al andar.
Parece que fue ayer que los tonos rojos, granates, ocres, dorados, verdes,… anunciaban al mundo que la vendimia había acabado y las cepas habían dado, un año más, su preciado fruto camino de las bodegas de las que saldrán en unos meses, años el tesoro del vino.
La Rioja, la tierra con nombre de vino, sabe mucho de esas cosas de caminos. No en vano, el Camino de Santiago recorre sus tierras de la Rioja Alta y vertebra estas tierras, habiéndolas marcado como tierra de paso, aluvión de ideas y pensamientos, influído en sus toponimias (Santo Domingo de la Calzada,…).
Haces camino por los campos y compruebas que las viñas han crecido (o medrado, como se dice por estos pagos). Este año ha sido de lluvias en época de lluvias y de calor en momento que hace falta y, si no se tuerce, dará una cosecha espléndida.
Las cepas están fuertes, las hojas de tempranillo, o de garnacha,… tras el pertinente desniete, crecen espléndidas y aprovechan cada rayo de sol para alimentarse y comenzar a fabricar lo que ya en poco tiempo serán racimos lustrosos.
Viendo el paisaje en esta época te das cuenta de cómo se aplican las palabras de Machado a este paisaje. Que aunque fuera de la vecina Soria, bien se podría haber inspirado en estos campos de viñas para escribir su archiconocido poema.
Más camino en esta otra entrada: Camino urbano
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