Budapest es una ciudad superlativa.
Superlativa en muchos aspectos. Posee una inmensa lista de edificios notables que, en cualquier otra capital europea merecerían honores de edificio singular, incluido en rutas turísticas, con varios autobuses aparcados en las inmediaciones,…
Pero no sucede en Budapest. Pasas junto a ellos y por haber, muchas veces no hay ni una placa indicativa de qué es lo que tienes en frente.
Probablemente como consecuencia de lo anterior, hay docenas de edificios maravillosos pero sin restuarar, con el riesgo evidente d deterioro irrecuperable.
La suma de estos dos aspectos provoca un poco la sensación de una Viena imperfecta. Multitud de edificios descomunales pero aquí sin la cuidada perfección austríaca.
Otro aspecto curioso es la explosión de apartamentos en todas las partes de la ciudad, de manera aislada y a título casi individual. La consecuencia es el contraste de una comunidad de vecinos que no ha invertido nada en el mantenimiento la misma en décadas, puertas deterioradas, sin ascensor,… y unos apartamentos nuevos, decorados con gusto y muy funcionales.
Si en cualquier ciudad hay grandes contrastes entre barrios, ese contraste es brutal en Budapest, de una casa a otra.
Y así podría seguir con lugares de ocio, transporte,… creo que es una ciudad con mucho futuro pero que el presente no sabe sacar partido a todo su potencial, que es mucho.
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