Cuando un hipotético extraterrestre aterrizara en nuestra tierra y paseara por el paisaje de los viñedos riojanos en los fríos días de invierno, pensaría quizás que ha habido una catástrofe y que ha desaparecido todo por un tiempo, apareciendo después algún atisbo de vida.
Hay pueblos bonitos para los que nacieron o viven en ellos y hay otros que gustan a todo el mundo. A los que vienen de fuera les encanta y les parecen singulares y los que son de allí o de la comarca se sienten orgullosos de ellos. Ezcaray es uno de estos últimos.
Este pequeño pueblo riojano, de poco más de 2000 habitantes y del que ya os he hablado otras veces, está ubicado en la parte alta del valle del Oja, al suroeste de la comunidad, en el extremo occidental de la Sierra de la Demanda.
Ezcaray es un pueblo bonito en cualquier época del año, pero con su ubicación y su altitud, por encima de los 800 m, resulta evidente que el invierno es especialmente llamativo. Si además tienes la suerte de disfrutarlo en un día entre semana, sin los agobios de esquiadores domingueros (con todo el cariño) y en un día de aguanieve, mucho mejor.
La estación cercana de Valdezcaray es un apoyo fundamental en época invernal, aunque esta temporada no haya sido «un gran año». Es una estación de tamaño medio (similar a Panticosa) y con unas instalaciones modernas y sin las aglomeraciones de otras mejor equipadas pero a veces un poco agobiantes.
Como La Rioja es una región pequeña, no hay grandes distancias. Y ello te permite tener «a tiro de piedra», arquitectura, historia, viñedos,… a raudales a menos de media hora de viaje, para completar la estancia por estas tierras.
Y en la localidad: excelente gastronomía, buenas mantas,… No te lo puedes perder.
Otras páginas en mi blog de esta preciosa villa. Casi no se nota que es una de mis preferidas. Je, je.
Pocas cosas relajan más que en buen paseo por el bosque, a ser posible bosque espeso, tipo hayedo.
No puede ser un paseo cualquiera. Debe ser matutino, sin prisas, con unas cuantas horas por delante y a ser posible en solitario o al menos sin niños. No es nada personal pero los niños son ruidosos y… necesitamos oír nuestro silencio.
Comienzas a andar, al principio fijándote en los árboles que vas dejando atrás. Luego comienzas a mirar a la profundidad del bosque y terminas mirando al infinito. Ese es es el momento en el que te empiezas a encontrar a tí mismo.
A partir de ahí la historia es diferente para cada uno. Y solo cada uno la puede escribir por y para sí mismo.
La Rioja is the smallest of the 17 regions that comprise Spain. Not more than 5.000 km and 325.000 inhabitants. It is located in the north of the Iberian Peninsula.It covers part of the Ebro valley towards its north and the Iberian Range in the south.
It´s always been a crossroad across celts and iberus, across celts and romans, across muslims and christians, across across Castilla and Navarra kingdoms, across frenchs and spaniards,…La Rioja was often a disputed territory.
200 years ago it was neither an autonomous community nor a province. Since then, many things have changed but the essence remains: a crossroad where euskara (basque language) was written, where the spanish language was written. Both of them in the twin monasteries, Yuso and Suso, in San Millan de la Cogolla, which were declared a World Heritage Site in 1997.
The region is well known all over the world because of its wines.
Everybody is welcome but…
…as we usually say, there is no merit in being from La Rioja, we just were lucky to be was born here.
Buscas un sitio elevado, preferentemente rodeado de terrenos bajos y que no haya altura similares que nos impidan ver un horizonte amplio y lejano.
El siguiente paso es esperar al atardecer; sí, la famosa golden hour, preferentemente de un día no muy nublado.
Y esperamos esos minutos en los que el sol comienza a acelerarse, camino del ocaso, tiñendo los campos de purpurina dorada, naranja, roja,… a la vez que deja siluetas imposibles y una tenue tela de lino comienza a cubrirlo todo.
La foto está tomada en Laguardia, desde el aparcamiento de la parte posterior, enfocando al este. El pueblo que se ve es Elvillar.
El paraíso, palabra mágica, casi sagrada, en cualquier cultura. Nunca visto por ser humano alguno y por todo el mundo deseado.
Cuando te gusta mucho viajar, como es mi caso y has podido viajar un poco, has visitado paisajes maravillosos, has encontrado rincones fantásticos, has presenciado atardeceres alucinantes, has descubierto escenas irrepetibles, has conocido gente singular,…
En realidad, viajar es una de las mayores satisfacciones que me proporciona la vida. Y si se puede acompañar de sacar fotos, pues mucho mejor.
Y no quieres renunciar a todo lo que viajar supone, lo mucho que te ha enseñado, lo que ha cambiado tu manera de entender el mundo y tu perspectiva de todo lo que te rodea en el trabajo, en tu ocio,… incluso en tu modo de comprender la amistad o la camaradería.
Y con eso y con todo, necesitas un sitio donde tu alma se siga alimentando a través de tus raíces, donde el guerrero, tras la batalla, vuelve y se deleita viendo lo mismo que vieron sus antepasados, los mismos campos, los mismos amaneceres, idénticos atardeceres,..Un riojano necesita, como cualquier otros de su paisaje ondulado, con viñas por todas partes,.. y si hay un guardaviñas,… entonces debe ser el paraíso.
Me encantan esos días en los que en el valle hace niebla, con lo que conlleva de frío y de humedad, pero que recorres unos pocos kilómetros, huyendo del río, y disfrutas de un sol radiante, que te acaricia la cara y que te causa regocijo cuando echas la mirada atrás y ves es niebla mortífera, allá abajo, haciendo la vida incómoda a los pobres que se han quedado allí.
Tras unos meses de octubre y noviembre mucho más cálidos que lo habitual, finalmente llega el frío.
Las hojas han caído ya y queda solo el esqueleto. La esencia que es lo que se mantiene y que sobrevive al duro invierno para, ya en la primavera, llenarse de la parafernalia de las hojas y las flores, mucho más vistosas y coloridas, pero efímeras.
Y volverá a llegar el otoño, con sus tonos mates y la caída de las hojas… Se completa el ciclo de la vida.
Recorriendo pueblos, una de mis aficiones preferidas, encuentras rincones que te llaman la atención y algunos de ellos te atraen con ese extraño imán de las cosas especiales y que te incitan a decir : No me importaría perderme aquí».
Cuando vas paseando por el campo, te suele llamar la atención alguna casita cuidada con mucho esmero, repleta de detalles,…
Para un fotógrafo son sitios maravillosos porque hay rincones con encanto que son una maravilla para el ojo, son lo que lo que los ingleses llaman «cosy corners», que sería algo así como rincones pocholos, aunque en castellano quede un poco ortera.