Buscando la luz

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El mal de la piedra

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Allí empezó todo

Si no sabes de donde vienes es imposible saber dónde vas.
Primera foto de mi colección. 1927.

Visión del pasado

Visión del pasado

Un rincón de la Historia de La Rioja: los vascones y La Rioja

Introducción

La relación de La Rioja con los vascones ha existido desde hace más de 1.000 años. Ha tenido períodos especialmente significativos, con influencia sobre distintas partes del territorio.

Imperio romano

En el s. II a.C. los vascones no ocupaban aún el margen derecho del río Ebro en la Rioja Baja. Su primitivo territorio se circunscribía a la zona septentrional y media de la actual Navarra, una zona marginal dentro de la Hispania Citerior, de escaso interés para los romanos; para luego ocupar, a principios del Imperio, los territorios correspondientes a otros pueblos como vardulos (zona entre Irún y Oyarzun), jacetanos (canal de Berdún y Jaca), suessetanos (región de las cinco villas en Aragón) y celtíberos (al sur del Ebro medio). 

 En la primera mitad del s.I a.C. tienen lugar las guerras sertorias (guerras civiles entre el nuevo poder de Roma y el anterior pretor de la Hispania Citerior, Quinto Sertorio, apoyado por tribus locales entre las que se contaban los celtíberos riojabajeños). Probablemente los vascones se mantuvieron al margen de esas guerras y al acabar el conflicto pudieron ampliar su zona de influencia. En lo referente a La Rioja se concreta en la ocupación de la zona de la Rioja baja: Calahorra y Alfaro incluidas.

Edad Media

Mientras los musulmanes dominan la zona desaparecen de La Rioja, refugiándose en los valles más próximos a los Pirineos. De igual manera muchos pobladores autóctonos, en especial de la Rioja alta, huyen hacia los bosques próximos o a territorios más al norte.

A medida que va avanzando la Reconquista hay que ir repoblando el territorio y se hace con antiguos pobladores y con nueva gente proveniente del norte y que muchas veces tenían el vascuence como lengua materna. De ahí las raíces vascas que aparecen en la toponimia de la zona.

En 1233 Fernando III el Santo da el fuero a los pobladores de la zona de Herramélluri, Galbárruli,… (valle del Ojacastro) para poder hablar vascuence cuando tuvieran que declarar ante los Merinos.

Edad Contemporánea

El devenir de los siglos previos supuso, ya desde finales de la Edad Media, una separación de La Rioja respecto a Navarra y áreas aledañas, con el consiguiente aumento de su dependencia de Castilla. Los ahora territorios vascos se van separando de Castilla y adquiriendo mayor autonomía.

Esta situación se mantiene hasta finales del s.XX. Con el retorno de la democracia y la creación del estado de las autonomías, La Rioja se separa de Castilla y los vascos disfrutan de su País Vasco.

En esa época los vascos retoman sus posesiones en La Rioja Alta: compran apartamentos, merenderos, que renombran txocos, terrenos, garajes,… en toda la zona, hermanándose con los riojanos actuales.

Pero esa ya es otra historia.

Atardecer de julio

Atardecer de julio

Salido de las entrañas de la Tierra

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Cerrado y bien cerrado

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Fuente de Anguiano

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Juntos en casa

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¿No te perderías en La Rioja?

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Catedral de Santo Domingo

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Primavera en Leiva

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Un rincón de la Historia de La Rioja: La Santa Inquisición

No es la Inquisición algo de lo que debamos sentirnos especialmente orgullosos los riojanos y los logroñeses en particular, pero forma también parte de nuestra Historia.

La Inquisición se creó por los Reyes Católicos en 1478. Los tribunales de la Inquisición llegan a La Rioja en 1509 cuando el tribunal de la Inquisición de Estella es trasladado a Calahorra.

El tribunal que funcionaba en Calahorra fue trasladado en 1570 a Logroño, que así se constituyó en uno de los 14 tribunales que actuaban en la península bajo el Consejo Central de la Suprema Inquisición uno de ellos fue el de Logroño. Su jurisdicción abarcaba el Reino de Navarra, el Obispado de Calahorra y La Calzada, el Señorío de Vizcaya, Guipúzcoa, la jurisdicción del Arzobispado de Burgos por los Montes de Oca a San Vicente de la Barquera (Cantabria) y el Obispado de Tarazona, hasta los límites del Reino de Aragón. Durante los siglos XVI, XVII y XVIII, el Tribunal de la Inquisición de Logroño acaparó un gran influjo político y religioso, respaldado por los Austrias y, después, por los Borbones

El tribunal lo formaban normalmente tres inquisidores, en su mayoría clérigos y varios ‘calificadores’ (frailes Franciscanos, Dominicos o de la Merced). Por debajo de estos actuaban en las villas y ciudades los llamados ‘comisarios’ y los ‘familiares’, que eran personas anónimas nombradas ‘a dedo’ a través de los ayuntamientos, cuya misión era la de ‘informar’ al tribunal.

El edificio de la Inquisición logroñesa estaba situado junto a la Iglesia de Santiago y tenía dependencias para el inquisidor y la guardia y la planta baja hacía de cárcel. Hoy en día es un Museo.

Los casos más perseguidos eran los de herejía (brujería), luteranismo, observancia de la ley judía, del Islam o la difusión de creencias o prácticas (malos tratos, bigamia,…) contrarias a la moral católica.

En una información del Inquisidor General de los Reinos Cardenal Sandoval daba cuenta de que en la región vasco-navarra-riojana se celebraban aquelarres y en cuya lista figuraban las localidades de Ribafrecha, Ajamil, Bañares, Sojuela, Medrano, Haro y Matute y manteniendo el criterio de que debían adoptarse medidas de rigurosos castigos hacia los brujos, como ya se estaba haciendo por el Santo Oficio en las zonas fronterizas y especialmente en las localidades de Fuenterrabía, Zugarramurdi, Hendaya, San Juan de Luz y otros pueblos del Bidasoa.

Si por algo es famosa la Inquisición de Logroño es por el Auto de fe  celebrado los días 6 y 7 de noviembre de 1610. Puso fin a la causa contra las llamadas brujas de Zugarramurdi con la quema de once personas en la zona conocida como ‘Los Quemados’, junto al Pozo Cubillas. Fue el juicio más importante y sanguinario llevado a cabo en La Rioja.

El día anterior a la ejecución, se colocó frente al Ayuntamiento Logroño, el antiguo portalón situado en la calle Portales, frente a Juan Lobo, un gran tablado con sus tribunas, sus bancadas y sus palcos. Una villa de apenas 5.000 vecinos recibió 30.000 visitantes, lo que multiplicó la superchería, desató la psicosis colectiva y alentó el pánico hacia la supuesta secta.

Más de 50 habitantes de Zugarramurdi y Urdax habían permanecido hasta dos años en las cárceles del Santo Oficio en Logroño. Los inquisidores abonaron la creencia de que aquella zona del Pirineo navarro había caído bajo el influjo de una secta satánica que oficiaba rituales y akelarres en cuevas. Tras obtener confesiones bajo tortura, condenaron a la hoguera a los once que se negaron a confesarse brujos; seis de ellos fueron quemados vivos y otros cinco en efigie (una escultura de madera por cada uno de ellos, junto a sus restos mortales).

Como en otras partes de España, fue abolida definitivamente en 1834.

Telaraña en el guardaviñas

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