There is life beyond Laurel Street

In the north of Spain it is typical to go for tapas (we call it pinchos), from one bar to another, taking a wine and a tapa in each one. It is our way of going out and being with our friends, our relatives, …
A couple of generations ago only men came out, before dinner and before supper, while the women were cooking and it was not frequent to see women during the week of «chiquiteo», that is as we call to go of Wines and tapas.
In Logroño, which is the city where I live, the most famous street is Laurel Street, famous throughout Spain.
As a consequence, in recent years Logroño has been filled with tourists, followers of the Camino de Santiago or weekend tourists. And what’s worse, bachelor parties from surrounding cities that come to the capital city of La Rioja, the region with the name of wine, as advertising says.
But luckily Logroño is more than Laurel Street and there are other areas where «go for wine».
The best known street is San Juan. And within it a place stands out above all, the Tastavin.
If one pincho is good, the other is better.
If you come to my land, do not lose it.

I hope see you sometime.

Logroño en el día de San Bernabé. La ciudad estratégica.

Logroño en el día de San Bernabé. Este magnífico artículo se publica hoy en el Diario La Rioja, con motivo de las fiestas.
1521: la historia
  • Logroño celebra este domingo su gesta de 1521. Repasamos con Marcelino Izquierdo la verdad de aquellos días… y sus porqués
  • ¿Se equivocó Asparrot en su intento por conquistar la capital? ¿Qué personajes de leyenda transitaron por sus calles?

 

 

 

Explica Manuel Danvila, en su ‘Historia crítica y documentada de las comunidades de Castilla’, que «un accidente de los que ocurren en las guerras cambió de improviso» el sitio de Logroño de 1521. Y prosigue: «Los generales franceses estaban alojados en San Francisco, monasterio cuyas ventanas daban al Ebro, y la noche del 10 de junio se hallaban cenando en una mesa con las velas encendidas. Un atrevido soldado de Logroño asaltó una de las tapias del muro, y colocándose a debida distancia disparó sobre el grupo de los generales franceses y mató a uno de ellos. Este hecho llevó la alarma y el desaliento al ejército francés, que levantó el cerco de Logroño el día 11». Sea esta anécdota verdad o leyenda, lo cierto es que el día de San Bernabé las tropas de Asparrot huyeron despavoridas. Pero, ¿qué se les había perdido en Logroño a las tropas de Francisco I? ¿Se equivocó Asparrot al sitiar la ciudad? ¿Qué personajes de leyenda transitaban por sus calles?

 

La peste negra que diezmó La Rioja durante el siglo XIV y los continuos enfrentamientos entre las familias nobles de Castilla habían mermado el desarrollo urbano de Logroño hasta mediados del siglo XV, ya de por sí muy afectado por la emigración de sus vecinos a las tierras del sur arrebatadas al Islam. También el declive que el Camino de Santiago sufrió en aquella época, trufada Europa por guerras, epidemias y malas cosechas, había debilitado aún más el papel de la villa y de su puente.

‘Muy Noble’ y ‘Muy Leal’

 

Sin embargo, como no hay mal que cien años dure, comenzó Logroño a remontar el vuelo gracias a la concesión del título de ciudad en 1431, por parte de Juan II de Castilla -padre de Isabel la Católica-, reforzado con los de ‘Muy Noble’ y ‘Muy Leal’ en 1444, que le daban derecho a enviar procuradores a Cortes. Casi en paralelo, el estallido de la Guerra Civil en Navarra (1451) afianzó su papel fronterizo respecto a un territorio muy deseado tanto por los reinos peninsulares como por Francia. Agramonteses y beamonteses prendieron la mecha de un conflicto sucesorio cuyos coletazos, con sus andanadas y sus treguas, sacudieron Navarra durante décadas.

Los vínculos económicos y políticos establecidos entre los poderes locales a uno y otro de la frontera -delimitada por el Ebro- beneficiaron sobre manera a la alta nobleza de nuevo cuño, que aprovechó las disputas para imponer su hegemonía. Ya en el primer tercio del siglo XVI, la abundancia de los campos riojanos, sobre todo el vino y la lana, había convertido Logroño en una importante ciudad comercial en la ruta hacia los puertos vascos y en centro neurálgico de servicios y de exportación a Flandes.

La inestabilidad navarra empujó a muchos artesanos y comerciantes a buscar lugares menos hostiles. Uno de ellos fue el impresor galo Arnao Guillén de Brocar, quien abandonó Pamplona al filo del año 1500 para instalar su taller en lo que hoy es la plaza Martínez Zaporta. Visitado por el humanista Antonio de Nebrija, años más tarde entablaría contacto con el cardenal Cisneros, regente de Carlos I.

 

1521: la historia

 

La muerte de Isabel I en 1504, la incapacitación de Juana la Loca y el fallecimiento de Fernando II de Aragón en 1516 dejaron al joven Carlos I, de apenas 16 años, con un poder omnímodo en sus manos. Era Carlos I hijo de Juana I de Castilla y de Felipe el Hermoso, y nieto de Maximiliano I de Habsburgo y de María de Borgoña, de quienes heredó Borgoña y lo que hoy es el Benelux y Austria, así como el derecho al Sacro Imperio Romano Germánico, mientras que por vía materna, a través de sus abuelos, los Reyes Católicos, recibió Castilla, Aragón, Navarra, Nápoles, Sicilia y los territorios de ultramar.

La tumba de César Borgia

Regresemos al año 1506. Si en la historia del Renacimiento europeo existe un apellido relevante es el de los Borgia; Rodrigo, el cabeza de familia, se convirtió en el papa Alejandro VI, mientras que su hijo César ocupó los más altos cargos nobiliarios, eclesiásticos y militares. Su divisa se hizo célebre: «O César o nada». La figura de Borgia pasaría a la posterioridad como inspirador de El príncipe de Maquiavelo. Caído en desgracia tras la muerte de su padre, y preso en el castillo de La Mota, logró huir César Borgia y alcanzar Pamplona. Su cuñado Juan III de Albret, rey de Navarra, no sólo le dio cobijo sino que lo nombró capitán de sus ejércitos, todavía en guerra contra los beamonteses. Cercando el castillo de Viana, villa que vigilaba Logroño, sufrió Borgia una emboscada que acabó con su cadáver desnudo en la Barranca Salada, de ahí la frase: «En la Barranca Salada, ni César ni nada».

Era Logroño un hervidero de diplomáticos, espías y políticos que vigilaban la crisis navarra. Uno de estos personajes fue el filósofo Francesco Guicciardini, embajador de la República de Florencia en Aragón y amigo de Maquiavelo, quien residió en la ciudad entre 1511 y 1513 y donde escribió el ensayo ‘Discorso di Logrogno’. Bien seguro que Guicciardini visitó la tumba de Borgia, entonces enterrado en la iglesia de Santa María de Viana.

La muralla se refuerza

Navarra veía con disgusto cómo Fernando el Católico intensificaba sus injerencias por medio del bando beamontés, derrotado en la guerra civil, por lo que los agramonteses buscaron el respaldo de Francia. Considerada esta alianza como un acto hostil, el rey Fernando invadió Navarra y la anexionó en 1512. En temor a posibles represalias, la línea fronteriza a lo largo del río fue reforzada en la ribera riojana. En efecto, la muralla que protegía Logroño miraba al norte en paralelo al Ebro, a escasos metros de la Rúa Vieja, mientras el castillo, con su imponente torreón, resguardaba el puente de piedra.

Las defensas proseguían por la actual avenida de Viana hasta doblar hacia el sur a la altura de la calle Ochavo, único vestigio que queda del paseo de ronda. En un giro de 90 grados, las defensas continuaban su perímetro por los muros de Cervantes, del Carmen y de la Mata -de ahí sus nombres-, se prolongaban por la actual Bretón de los Herreros y regresaban hacia el norte y hasta casi el río, a la altura de la Travesía de Laurel. La Puerta de Carlos V no comenzaría a construirse hasta 1522.

Carlos I jura el Fuero

Bien aconsejado por Adriano de Utrecht, obispo de Tortosa y uno de sus más fieles consejeros, el joven Carlos I recorrió sus nuevos dominios de la Península Ibérica nada más ceñir la corona. En 1520, con 19 años, prestó el monarca juramento del Fuero logroñés en la iglesia de Palacio y fue tan honda la impresión que causó a sus vecinos, que este gesto selló la adhesión al trono ante el futuro intento francés de rendir la ciudad. Sabedor de la muerte de su abuelo Maximiliano, confió la regencia al obispo Adriano, mientras preparaba su viaje a Aquisgrán para recibir la imperial herencia. Ya en los dominios germanos, no cejaría Carlos en su empeño para que Roma eligiera un papa a su medida, siendo Adriano de Utrecht el mejor colocado.

Señor de horca y cuchillo

Antonio Manrique de Lara era segundo duque de Nájera, guardián de Navarra y de La Rioja por mandato de Fernando el Católico y, más tarde, del cardenal Cisneros y del joven Carlos I, quien le otorgó el título de ‘grande de España’. Señor de horca y cuchillo, recibió el duque la orden de gobernar las tierras navarras, lo que desempeñó sin ningún tacto y desmedida brutalidad, atizando aún más el rencor del reino vecino hacia la corona. La crisis económica que padecía el pueblo, la subida de impuestos, la inestabilidad política en el trono de Castilla y la ambición de la nobleza se unieron al rechazo de un monarca flamenco que no conocía ni el idioma. Aprovechando el viaje a Alemania de Carlos I para ser coronado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, el movimiento comunero extendió sus motines y revueltas por Castilla hasta el punto de hacer temer por la supervivencia de la Casa Austria. A Manrique de Lara no le temblaron ni la mano ni la soga en Nájera, que sufrió cruel castigo por unirse a la revuelta.

El sitio de André de Foix

Enrique II, rey de Navarra, vio en la ausencia de Carlos I y en la insurrección comunera la oportunidad de reconquistar sus dominios, con el respaldo del francés Francisco I. Pero los preparativos militares, al otro lado del Pirineo, se retrasaron hasta mayo de 1521. Fue el primer error cometido por André de Foix -que en Logroño conocemos como Asparrot-, pues tras la derrota de los comuneros en la batalla de Villalar (23 de abril), el ejército leal al futuro emperador retomaba el control de Castilla. Mientras las huestes de Asparrot avanzaban hacia la fronteriza Saint-Jean-Pied-de-Port, estalló en toda Navarra una rebelión general que facilitó a Foix su incursión por Roncesvalles y la reconquista del reino sin apenas oposición. Tan sólo Manrique de Lara, entonces virrey de Navarra, opuso resistencia en Pamplona, de donde tuvo que huir para salvar la vida. Entre los soldados castellanos derrotados en Pamplona resultó herido un capitán guipuzcoano de nombre Íñigo López de Loyola.

Como la campaña militar duró apenas 20 días, tomó Asparrot la decisión de rendir Logroño con 30.000 hombres a su espalda. Nuevo error. En vez de asentar su dominio en las plazas navarras ya ocupadas, apostó el mando francés por rendir la ahora capital riojana y controlar así uno de los pocos puentes que permitían cruzar el Ebro con garantías.

Escudo de Logroño perteneciente al privilegio concedido por Carlos V en 1523

Escudo de Logroño perteneciente al privilegio concedido por Carlos V en 1523

 

La ciudad resiste

Albia de Castro escribe en su ‘Memorial y discurso político por la muy noble, y muy leal ciudad de Logroño’, que reunieron las autoridades el Concejo abierto en la iglesia de Santiago, donde un anciano habló alto y claro: «Viene el ejército francés contra nuestra ciudad, juzgando que la tomará fácilmente como le ha sucedido en el reino de Navarra. Pero con favor de Dios espero que vuestra prudencia y valor lo dispondrá y procederá, de fuerza que si llega, se desengañe presto con daño suyo». Disuelto el Concejo, ordenó el gobernador Pedro Vélez de Guevara reforzar las defensas, demoler el hospital de San Lázaro -en el camino a Navarrete- y todas las casas de recreo extramuros, tanto en la Villanueva como a orillas del Ebro, para que el enemigo no pudiera pertrecharse en ellas.

En lugar de rodear el recinto amurallado, confiado por su superioridad en tropas y armamento, focalizó Asparrot el asedio en la zona de Madre de Dios y el monasterio de San Francisco, a la que accedió vadeando el río aguas abajo del puente y del castillo. Desde allí, se dedicó André de Foix a cañonear el interior de la ciudad y a enviar pueriles misivas de rendición, que enojaban todavía más a los sitiados. Este imperdonable descuido permitió la entrada de más defensores y vituallas desde Lardero, Alberite o Albelda y a capturar peces en otros tramos del Ebro apenas vigilados.

Así, la excesiva prolongación del cerco, el hambre de los sitiadores y la marcha de miles de soldados a otros frentes abiertos por Francisco I en media Europa disuadieron a Asparrot de su empresa. La llegada del Duque de Nájera con una nutrida milicia y la emboscada guerrillera de los logroñeses sobre el campamento francés hicieron el resto. En caótica huida, los franconavarros fueron perseguidos por Manrique de Lara, Vélez de Guevara y otros caudillos fieles a Carlos I hasta derrotarlos en la batalla de Noáin.

San Ignacio y el papa

El triunfo de los logroñeses coincidió con la festividad de San Bernabé, y aunque el Voto del nuevo patrón marcaría las fiestas hasta la actualidad, esa noche la ciudad se llegó de hogueras y luminarias en señal de gozo y alegría. Días después llegó el regente Adriano de Utrecht, quien permaneció en La Rioja durante meses, dirigiendo desde aquí el reino hasta su total pacificación. Meses más tarde, regresaría a Logroño ya investido como Adriano VI, el único papa en la historia que ha visitado La Rioja. También pasó por estas tierras Íñigo López de Loyola, futuro San Ignacio de Loyola. Mercenario de Manrique de Lara, cobró de su señor los dineros que le debía, pagó las deudas a sus soldados y dejó al cargo del Duque de Nájera a María Villarreal de Loyola, niña nacida en Pedroso y que bien pudo ser una hija secreta. Desprendido de sus deberes en la Tierra, recorrió el Camino Ignaciano rumbo a la santidad.

Order made in RIOJA.

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Hospital de San Juan de Acre en Navarrete, La Rioja

San Juan de Acre

En los terrenos hoy en día de una bodega de Navarrete, al oeste de Logroño, camino ya de Nájera y siguiendo el Camino de Santiago, se levantaba un hospital de peregrinos desde el s. XII.

Con el devenir de los siglos fue perdiendo importancia hasta que la desamortización de Medizábal, del s. XIX, le dio el golpe de gracia.

De no haber sido por la iniciativa de unos cuantos, coordinados por el arquitecto Luis Barrón, en 1887, se hubieran perdido todos los restos.

Pero esa iniciativa consiguió salvar la portada y alguna de las ventanas, adosándolas al cementerio de la ciudad, en el extremo opuesto de Navarrete, donde hoy se pueden aún disfrutar.

San Juan de Acre, capiteles

Para más información: San Juan de Acre en Navarrete.

Pears with designation of origin Rincón de Soto, design pears

peras de Rincón de Soto

Where can you find Them?

Restaurante Íkaro, en Logroño, La Rioja, España.

Flying over San Vicente de la Sonsierra, La Rioja, Spain

Relax flying over San Vicente de la Sonsierra, a nice town in La Rioja, Spain.

Flying over San Vicente

Desde la sacristía

Desde la sacristía

Fernando Riaño, un riojano, vicepresidente de la Unión mundial de ciegos

Fernando Riaño
Fernando Riaño

Nacido en Haro, el portavoz riojano representará a 285 millones de personas ciegas y deficientes visuales que existen en todo el mundo

El nuevo vicepresidente primero de la Unión Mundial de Ciegos es un personaje tan especial como singular. Tras graduarse en Derecho en la Universidad de Navarra, realizó un MBA en Comillas con una nota de diez antes de intentar el acceso a la carrera judicial. Inició su carrera en Barcklays como jefe de diversidad e inclusión en España hasta que en el 2011 fue nombrado director corporativo de alianzas, sinergias y RSC de las empresas de la ONCE.

Pero su perfil no sólo es profesional, ya que ha sido dos veces campeón del mundo de triatlón y de la Copa del Mundo para personas con discapacidad, ha escrito un libro sobre la discapacidad en las empresas que fue prologado por Ferran Adrià y colaboró en la obra ‘Diego Urdiales, retrato de pureza’. En noviembre del 2012 recibió el Premio Joven Talento Directivo de la Fundación Príncipe de Girona, y el año pasado recibió el ‘Mercurio’ honorífico de Club de Marketing de La Rioja por su trayectoria como alto directivo.

Hace unos meses fue seleccionado en noveno lugar por el Instituto ‘Choiseul’ para la Política Internacional y Geoeconomía en una lista de los cien jóvenes talentos que están llamados a liderar el futuro económico y empresarial en España.

La Rioja argentina. ¿Por qué se llama así?

La Rioja, como ya hemos contado en este blog, ha existido como región desde hace muy poco, pero se ha hablado de La Rioja desde hace muchos siglos, independientemente de su toponimia, siempre con origen en lo que hoy se conoce como Rioja Alta. Por eso se explica que existiera antes cronológicamente la Rioja argentina, incluso la peruana, que la española.Juan_Ramírez_de_Velasco

Juan Ramírez de Velasco, nacido en el pueblo riojaalteño de Estollo, cercano a San Millán y siendo gobernador español del Tucumán, fundó esta ciudad bajo el nombre de Ciudad de Todos los Santos de la Nueva Rioja, el 20 de mayo de 1591, estableció su cabildo y trazó su ejido repartiendo solares al contingente de soldados que lo acompañaron en la proeza fundacional.

Para la fundación de la ciudad de La Rioja, lo primero que hizo Ramírez de Velasco fue solicitar apoyo económico a Blas Ponce, uno de los más antiguos vecinos del Tucumán y rico encomendero. Con él firmó un convenio en enero de 1591, en los siguientes términos: Ponce acompañaría al gobernador, aportaría 6000 pesos, ropa de trabajo, cabalgaduras, herramientas, herrajes, 50 bueyes para la labranza de la tierra, 2000 cabras y 1000 carneros para alimentación de los integrantes de la expedición, tomaría a su cargo la contratación de un sacerdote pagándole todos sus gastos; más los ornamentos, vino y cera de la futura iglesia. Se construiría un fuerte para protección de la ciudad y el gobernador proveería pólvora y munición.

A cambio de esas obligaciones, Blas Ponce sería designado teniente general de la gobernación, lugarteniente y justicia mayor de la nueva ciudad, quedaba autorizado para efectuar el repartimiento de las encomiendas y conceder mercedes de tierras, sin limitación alguna. Tendría para sí una nueva encomienda en la nueva ciudad sin la obligación de vecindad, ya que seguiría disfrutando del repartimiento que poseía ya en Santiago del Estero, ciudad de la cual era vecino feudatario. Se le otorgarían estancias y mercedes de tierra vecinas a las minas que se descubriesen, el derecho a instalar molinos, uno en la ciudad y otro en las tierras en las que se siembren para sustentar a los trabajadores de las minas; y derechos sobre la explotación de las minas.

El gobernador conformó un contingente con vecinos de Santiago del Estero, San Miguel de Tucumán, Córdoba y Potosí. La expedición fundadora partió desde Santiago del Estero al mando del gobernador Ramírez de Velasco con rumbo al oeste, hacia la actual provincia de Catamarca, en dirección al valle de los diaguitas, a fines de marzo de 1591. Acompañaban al gobernador el maestre de campo Blas Ponce, el hijo homónimo del gobernador como alférez general, el sacerdote Baltasar Navarro y Luis de Hoyos, como escribano de actuación. Integraban el contingente 70 hombres montados, unos 750 caballos de guerra y carga, un convoy de 14 carretas tiradas por bueyes, 4000 cabezas de ganado menor (ovejas, carneros y llamas). Los acompañaban unos 400 aborígenes amigos.

Avanzando hacia el sur, el 10 de mayo de 1591 llegaron al lugar que los naturales denominaban Yacampis. Previa consulta con los indígenas de la zona sobre la conveniencia del lugar y por cierto que con Blas Ponce, eligieron el sitio donde fundar la nueva ciudad. El mismo tenía agua, pasto y leña. Se procedió entonces con las formalidades, haciendo pasear el estandarte real donde sería la plaza mayor, se clavó en ella el rollo y se declaró fundada la ciudad el 20 de mayo de 1591 a la que se le puso el nombre de Ciudad de Todos los Santos de la Nueva Rioja. Se designaron a los funcionarios del Cabildo, se les recibió el juramento, les dio posesión de sus oficios o cargos y se ofició una misa a cargo del sacerdote Navarro; se distribuyeron las parcelas para los pobladores y las órdenes religiosas.

Fundación_de_La_RiojaFinalmente, el gobernador emprendió el regreso a Santiago del Estero, dejando allí a 51 españoles y un cura. Todo el viaje y fundación de la ciudad fueron debidamente cronicados por el escribano Luis de Hoyos.

Se nombró teniente de gobernador al maestre de campo Blas Ponce y se organizó el primer Cabildo, siendo designados alcaldes Pedro López de Centeno y Francisco Maldonado de Saavedra.

Haciendo proselitismo del Rioja

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Chuletillas al sarmiento

Las chuletillas al sarmiento son un plato a la brasa típico de La Rioja, cuyo ingrediente principal son las chuletas (denominadas en otras partes de España como costillas)[de cordero. Suele ser parte fundamental de cualquier celebración en dicha comunidad, y difícil de ver fuera de la misma.

Se suelen emplear como ingredientes unas chuletillas de cordero y con la simple añadidura de sal (preferentemente sal gorda) se procede a asar. Muchas veces se acompañan de chorizo, morcilla, careta de cerdo,… El único ingrediente extra es la sal, preferentemente gorda.

La dificultad de encontrar este plato en cualquier restaurante estriba en su modo de elaboración, ya que se requiere un espacio al aire libre, o en su defecto una chimenea. Se prepara un fuego con una gavilla de sarmientos (un atajo de ramas de vid secas), dejándola reducir hasta las brasas. Antes de que eso ocurra, se coloca la parrilla al fuego para limpiarla, una vez quemada, con papel de periódico, eliminando los restos de su anterior uso.

Cuando los sarmientos se han convertido en brasas, se colocan las chuletillas en la parrilla, se salan, y se colocan sobre las brasas. Cuando se vea que están hechas por un lado, se da la vuelta a la parrilla y se termina su elaboración.

Dada la complejidad de su elaboración, es un plato que se disfruta principalmente en las reuniones de amigos en bodegas o en merenderos, siendo muy pocos los restaurantes de la comunidad autónoma que pueden incluirlo en su carta.

Tradicionalmente, en las Fiestas de la Vendimia de Logroño, se celebra el denominado Festival de la chuleta al sarmiento, heredero de otro que se realizaba en la ciudad en los 70, en una céntrica calle, en el cual cuadrillas de jóvenes competían en comer la mayor cantidad posible.