Altivo, solitario, noble, generoso, tranquilo, entrado en años… el bisonte recorre los campos, los valles, pausadamente, sin prestar demasiada atención a lo que sucede a su alrededor, consciente de que su tiempo de máxima gloria ya pasó pero que aún le queda vida e ilusiones por cumplir.
Hubo un tiempo en el que era el líder de la manada de más de 3000 cabezas y en todo los confines del territorio e incluso más allá era conocida su crin tostada, su mugido era el que retumbaba más alto y cuando él levantaba la cabeza, los demás bajaban la suya. Era una época en que las hembras se le acercaban para aparearse con él y los machos jóvenes le seguían intentando aprender y ganarse su favor. Era la época en la que guiaba con generosidad pero con mano dura, intentando que el grupo permaneciera unido y que todos llegaran a los nuevos pastos.
Suyos fueron numerosos méritos, hoy ya casi olvidados, como la manera de protegerse de los depredadores con el novedosos sistema defensivo o la nueva manera de avanzar con un grupo vigilando y otro planificando por donde seguir su mudanza de pastizales.
Pero llegó la gran nevada y el bisonte intentó, sin conseguirlo, mantener unido al grupo y tratando que todas las enseñanzas de tantos años se pusieran en práctica y que el grupo se comportara como un solo bisonte. Llegaron otros machos poderosos que le echaron de la manada, dejándole más tarde volver, pero sin honor ni gloria.
Desde entonces hasta hoy, permanece solo y casi olvidado. Alguna vez se le acerca algún bisonte de la vieja guardia y le arranca un resoplido al llamarle jefe. El resto del tiempo avanza orgulloso, divisando allá abajo la manada, más dispersa y controlada ahora por nuevos machos que arribaron hace ya tiempo.
A veces le invade la nostalgia pero sigue su paso altivo, solitario, noble, generoso, tranquilo, entrado en años…
El lince («ojos brillantes» en griego) es un tipo de gato salvaje de tamaño mediano, con una gran mirada y de coloración marrón dorado en el dorso y de color blanco en su parte inferior, su pelaje tiene manchas negras que lo hacen un animal muy atractivo. La cola es mucho más corta para el lince que para otros felinos. Son típicas sus gorgueras prominentes en el cuello y largas orejas peludas.
Con las condiciones adecuadas, un lince tendrá una vida de un período de más o menos 13 años en la naturaleza, en cautividad han llegado a vivir hasta los 20 años.
La persecución histórica del lince, por el comercio de sus pieles, ha hecho que todos estos hermosos gatos hayan sufrido mucho a manos del hombre, en todas partes del mundo.
Hoy en día la caza del lince está prohibida en la mayoría de sus hábitats naturales, y existen signos de recuperación en el número de algunas de las especies de lince.
Cada estación del año tiene sus características, sus pros y sus contras. Del otoño me encanta la policromía, los matices, la mudanza de la climatología,…
Y dentro de los matices, las hojas de los árboles a contraluz son una maravilla. Parece que se palpa la vida a través de las líneas, en cada hoja distintas, que se adivinan al mirarlas de cerca.
Una estación sin duda para caminar, para observar, para perderse y así encontrarse a uno mismo.
Hay un hayedo en el valle de Tena, a mitad de camino entre Piedrafita de Jaca y Tramacastilla. Supone una excursión familiar (que pueden hacer perfectamente personas mayores y niños) que a todos compensará su esfuerzo.
Como cualquier hayedo, en esta época está espléndido. Pero además el hayedo del Betato tiene algo especial.
Del bosque del Betato (bosque prohibido en fabla aragonesa) se cuenta que, antiguamente, las brujas hacían sus reuniones, aquelarres… Es esta tierra de gran tradición en brujería y hasta el cercano pueblo de Tramacastilla se tuvo que desplazar la Inquisición para juzgar hechos de brujería.
Aún hoy en día se puede ver la casita de la bruja o los espanta malos espíritus colgados de este o de aquel árbol.
Un detalle especial y propio de estos bosques de hayas es la luz. Nada parecido a los pinares o encinares. Un hayedo maduro como el Betato tiene muy poco sotobosque, árboles grandes y hermosos y la disposición de sus hojas criba la luz del sol de una forma especial.
Con los sonidos pasa parecido, ningún bosque tiene tal cantidad de hojarasca como el hayedo. Sal del sendero y camina despacio. Verás como el sonido de tus pasos se multiplica, ¡pues ahora imagínate que estuvieras por la noche aquí, el movimiento de cualquier ratoncillo se oiría tan claro que parecería que se te acercaba un oso!. O quizás puedas ver una bruja elevarse sobre el suelo y comenzar sus vuelos sobre las hayas.
Esta mezcla de luz y sonido constituye uno de los aspectos que le dan tanta magia a este bosque. Sin duda se trata de un lugar mágico. Sólo necesitas dejar rienda suelta a tus sentidos y que tu imaginación haga el resto.
Hay especies animales que viven en solitario y solo se juntan a miembros de su especie para aparearse o para cazar. Pero hay otros que son gregarios y se sienten seguros en grupo, con los mayores que aportan la experiencia, los machos alfa, los machos jóvenes, las jóvenes féminas, las crías,…
Llega el otoño a Peña Telera, en el valle de Tena. Colores mil.
Si tienes la suerte de un día soleado, es fantástico porque los colores se hacen más intensos y los matices se hacen casi infinitos. Te sientas enfrente de una montaña cualquiera y ves colores y colores, sobre un azul infinito de sol de postal. Comprendes lo pequeño que es el ser humano ante la inmensidad de la naturaleza.
Hablando con los lugareños te dicen que al día siguiente cambia el tiempo, que probablemente nevará y te parece imposible. El Pirineo es así.