La niebla es ese horroroso elemento meteorológico que te pone en peligro cuando conduces un coche, que te quita visibilidad ante un paisaje, que no te deja visitar una ciudad desconocida,…
Pero también es es esa agua purificadora que cuando te encuentras en mitad de ella notas que es la limpieza de cutis… y del alma que andabas buscando. Cuando abandonas la niebla sales empapado, pero con una sensación muy agradable.
Por eso me gusta la niebla, porque moja sin empapar y te despierta.
En algunos pueblos, es creencia popular que ciertos maleficios podían entrar por las chimeneas, razón por la que éstas se remataban con el llamado espantabrujas, aunque a nivel popular también se les denominan capiscoles.
Su utilidad protectora, frente a la vulnerabilidad de la casa a través de la chimenea, es que las brujas que sobrevuelan los tejados, montadas en sus escobas, no se introduzcan por el tiro de las chimeneas en las casas.
En muchas chimeneas altoaragonesas aparecen estos curiosos objetos, que unas veces son una simple piedra vertical, otras una piedra en forma de cono, otras un puchero, por la simbología purificadora del agua, otras una cruz o como en el caso de los pueblos del Serrablo, seres de apariencia terrorífica.
Desde pequeño, uno de mis sueños imposibles ha sido la idea de viajar en el tiempo. No tanto para presenciar los grandes acontecimientos de la Historia, con mayúsculas, como para poder perderte en el día a día de lugares, personas, circunstancias,…
En un principio, la Iglesia en Biescas se organizó en torno a tres núcleos, coincidentes con los tres barrios clásicos de la villa, a saber: La Peña, el Barrio Bajo y el Barrio de San Pedro.
El Barrio de La Peña contaba con una iglesia dedicada a San Torcuato (vulgo “San Turcaz”), uno de los Siete Varones Apostólicos, discípulo del apóstol Santiago, seguramente atendida por una pequeña comunidad monástica. La iglesia de San Torcuato estaba en el solar de la actual de El Salvador. En 1619 aún había una pequeña ermita o capilla dedicada al Varón.
Ya algo avanzada la Edad Media, hablamos de finales del siglo XII y principios del XIII, la Iglesia en la Villa de Biescas se organizó en dos parroquias, jurídicamente independientes hasta el día de hoy, coincidentes con las orillas hidrográficas, San Pedro y San Salvador.
Tras la Guerra Civil y la destrucción generalizada de ambos templos, con la intervención del servicio de Regiones Devastadas, la iglesia de San Salvador adquirió el aspecto actual, levemente modificado con posterioridad tras algunas restauraciones.
Comienzan a caer las primeras nieves sobre las cumbres que rodean a Panticosa. La orientación norte siempre facilita que sean las primeras en vestirse de blanco.
Todavía las temperaturas no facilitan que se produzca la gran nevada, pero cada vez está más cerca.
Los ciervos nacidos en primavera, los cervatillos van creciendo y tomando un papel más importante dentro de la comunidad. Aún así les gusta estar juntos, comer juntos, abrevar juntos, jugar juntos,… Eso les da confianza y les ayuda a seguir con esa vida plácida, a la espera de mayores responsabilidades.
El zorro es un animal inteligente y astuto, como aparece en cuentos y fábulas.
El zorro es diferente a otros caninos. En primer lugar, el zorro no ladra como otros caninos, ni tampoco vive en manadas, prefieren andar solos por su cuenta. Los zorros son animales nocturnos, por lo que van a estar activos durante la noche, es extraño verlos moviéndose durante el día, y cuando lo hacen es porque algo anda mal, en este caso pueden estar buscando fuentes de alimentos, pueden estar enfermos, o escapando de las amenazas de su ambiente natural. Una de las mayores amenazas para los zorros son los humanos ya que a menudo invaden su hábitat.
Los zorros son animales de color rojo y marrón, y también tienen áreas blancas en su cuerpo. Son perros pequeños con narices largas, y orejas largas y puntiagudas. Tienen un excelente oído y su olfato les permite evitar el peligro y encontrar fuentes de alimentos.
Altivo, solitario, noble, generoso, tranquilo, entrado en años… el bisonte recorre los campos, los valles, pausadamente, sin prestar demasiada atención a lo que sucede a su alrededor, consciente de que su tiempo de máxima gloria ya pasó pero que aún le queda vida e ilusiones por cumplir.
Hubo un tiempo en el que era el líder de la manada de más de 3000 cabezas y en todo los confines del territorio e incluso más allá era conocida su crin tostada, su mugido era el que retumbaba más alto y cuando él levantaba la cabeza, los demás bajaban la suya. Era una época en que las hembras se le acercaban para aparearse con él y los machos jóvenes le seguían intentando aprender y ganarse su favor. Era la época en la que guiaba con generosidad pero con mano dura, intentando que el grupo permaneciera unido y que todos llegaran a los nuevos pastos.
Suyos fueron numerosos méritos, hoy ya casi olvidados, como la manera de protegerse de los depredadores con el novedosos sistema defensivo o la nueva manera de avanzar con un grupo vigilando y otro planificando por donde seguir su mudanza de pastizales.
Pero llegó la gran nevada y el bisonte intentó, sin conseguirlo, mantener unido al grupo y tratando que todas las enseñanzas de tantos años se pusieran en práctica y que el grupo se comportara como un solo bisonte. Llegaron otros machos poderosos que le echaron de la manada, dejándole más tarde volver, pero sin honor ni gloria.
Desde entonces hasta hoy, permanece solo y casi olvidado. Alguna vez se le acerca algún bisonte de la vieja guardia y le arranca un resoplido al llamarle jefe. El resto del tiempo avanza orgulloso, divisando allá abajo la manada, más dispersa y controlada ahora por nuevos machos que arribaron hace ya tiempo.
A veces le invade la nostalgia pero sigue su paso altivo, solitario, noble, generoso, tranquilo, entrado en años…