La magia de las matemáticas

El matemático Eduardo Sáenz de Cabezón en una de sus charlas

El matemático Eduardo Sáenz de Cabezón en una de sus charlas – E. S. de C.
LUCÍA M. CABANELASMadrid – 18/12/2015.Guardado en: Sociedad

Eduardo Sáenz de Cabezón habla claro y pausado, midiendo al milímetro cada segundo de su ponencia, pero sobre todo de sus silencios. Sabe qué hacer para que su público, ecléctico en escenarios de lo más diversos, no pierda la atención. Para algo es matemático, y aunque todavía le quedan misterios por resolver lo más estimulante del universo de los números para él-, sabe atar todos los hilos para que la ecuación no falle.

Consciente de que poca gente halla emoción en las matemáticas, este profesor de la Universidad de La Rioja que sí las siente como algo hermoso, cuenta historias para que quien las escuche pueda empatizar y experimentar la misma magia que él, «porque cuando te cuentan una historia, te miran a los ojos», asegura, y así es más fácil entenderlas.

Una de esas anécdotas a la que le gusta recurrir versa sobre duelos y espadas. «El día 29 de mayo de 1832, Évariste Galois sabía que era la última noche de su vida», anunciaba en una de las charlas TED en Río de la Plata el pasado abril. El joven, de 20 años, se había citado con un Capitán de la Guardia para batirse en duelo y sabía que no tenía ninguna oportunidad. Galois pasó entonces toda la noche escribiendo, a sus amigos, a su familia… «y todas las matemáticas que bullían en aquel cerebro adolescente condenado (…) Al día siguiente, el arma del Capitán de la Guardia, fuera bala o espada, atravesó el vientre de Évariste Galois».

La teoría de los aprendices

Con el público en el bolsillo, cuidando los gestos como un actor ducho sobre las tablas, Sáenz de Cabezón se pone en la piel de aquel cerebro «que se apagó demasiado temprano» y recuerda que cuando él tenía 20 años, «en todo aquel mar de asignaturas de la carrera de Matemáticas: álgebra, análisis… había una, solo una, que tenía nombre propio: Teoría de Galois». La última noche de su vida, aquel joven asustado inventó unas matemáticas que describen el comportamiento de las partículas elementales del Universo hoy en día, «describen la simetría de los suelos y de las paredes, del Palacio Nazarí de la Alhambra de Granada». Ahora, todos los aprendices de matemático mundo estudian, desde cualquier rincón del mundo y al cumplir los 20 años, el legado de aquel joven que cayó en un duelo.

El flechazo de este docente con los números no fue el primero en su vida. Antes que ellos, en el instituto, estuvieron la física y la literatura. «Pero tuve un par de profesores de matemáticas que me transmitieron su pasión. Me encantó la potencia de los razonamientos matemáticos, su belleza, y decidí dedicarme a eso», confiesa Sánez de Cabezón a ABC.

Aunque admite que más que los números fueron los objetos matemáticos más abstractos los que terminaron de conjurar el hechizo, estos siempre fueron sus amigos. Porque pueden mantenerse fieles durante toda la vida. De hecho, la camaradería numérica llega al súmmum con la pareja formada por el 220 y el 280, «el par más ilustre y antiguo».

«Quizá solo falta perderles el miedo, acercarse de forma diferente a la que estamos acostumbrados»

Eduardo Sáenz de Cabezón

Se dice que dos números son amigos si uno es igual a la suma de los divisores propios del otro y viceversa. «Los números amigos, como ocurre con las personas, son difíciles de encontrar, son muy pocos los pares de números que sean de esta manera, alter ego, uno del otro», escribe Sáenz de Cabezón en ‘Yorokubu’. Embajador de The Big Van Theory, un grupo de monologuistas científicos que viajan en furgoneta, «como titiriteros llevando la ciencia a todas partes» alrededor del mundo exportando su conocimiento, este profesor compara el nombre con el que él y sus colegas compiten en los concursos internacionales de Famelab con el de la serie protagonizada por Sheldon y Leonard y llega a esta conclusión: «Ellos usan la ciencia y los científicos para hacer reír, nosotros usamos la risa para enseñar ciencia».

El mito de los genios locos

¿Cómo es Eduardo? ¿Un friki, un genio loco? Quizás un poco de ambas, aunque advierte: «Los que se dedican a las matemáticas no son gente rara. Aunque si lo fuesen no pasaría nada, eso de ser todos iguales no creo que sea bueno».

Le entristece que la gente reniegue de su materia sin haberla probado en todo su esplendor, porque las posibilidades que ofrece entonces son infinitas. «Quizá solo falta perderles el miedo, acercarse de forma diferente a la que estamos acostumbrados», reflexiona. Si se consigue, quizás nos sorprendan como a él «la elegancia de los argumentos, la variedad de problemas, enigmas y juegos diferentes que tienen las matemáticas».

La materia a la que ha decidido confinar su vida es como el número áureo, se puede encontrar en cualquier lugar u objeto —en las nervaduras de las hojas de algunos árboles, en el grosor de las ramas, en el caparazón de un caracol o en las pequeñas flores de los girasoles— si se aprende a mirar.

Lo mismo sucede con los hexágonos, aunque en su belleza y utilidad parece que las abejas se han adelantado al cerebro humano, a ese del trágico Galois o al del propio Sáenz de Cabezón. «Los hexágonos son la forma óptima de cubrir el plano con piezas iguales. El criterio para decir que son óptimos es que tienen la menor relación entre superficie cubierta y borde de la pieza. Es decir, que si dibujáramos baldosas iguales de, pongamos 1 centímetro cuadrado, cubriendo un plano enorme, dibujando hexágonos gastaríamos menos lápiz. O si quisiéramos hacer una malla, una red con agujeros de 1 centímetro cuadrado, la malla hexagonal gastaría menos hilo. Las abejas lo hacen en sus panales y eso hace que necesiten menos material para su construcción y tengan más fácil la supervivencia», explica.

Sáenz de Cabezón no sabe si las matemáticas pueden hacer reír a cualquiera, porque «hay gente muy aburrida por ahí que no se ríe de nada» pero abordarlas desde el humor siempre las hará «más atractivas». Porque a pesar de que esta materia, una de las más misteriosas y enigmáticas del saber humano, pueda resultar aburrida para algunas personas, si se profundiza, si uno se deja cautivar como lo hace el riojano, «son apasionantes».

Tomado de ABC

 

 

Si te gusta viajar, o la fotografía, o la naturaleza, o La Rioja, o el Pirineo, o el jazz, o conversar, o..... Este es tu blog. Solo una obligación: respeto a los demás.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.