Dedicada al patrón de los curtidores. No en vano, san Bartolomé fue desollado vivo.
Es la más antigua de las que se conservan en Logroño. Se remonta a finales del s. XII, con un románico en su apogeo y a punto de dar paso al gótico del s. XIII. Fue creada adosada a la muralla de la que su cabecera del templo formaba parte. Quizás para el ábside principal se utilizó uno de los cubos de la muralla.
La vistosa portada gótica, del siglo XIV aunque con ciertas reminiscencias románicas, junto con la torre, es uno de los elementos más destacables de este templo.
Durante el cerco del ejército francés en 1521, la torre custodiaba la puerta de Herbentia, cerca del antiguo ayuntamiento. Fue atacada por la artillería enemiga, sufriendo importantes desperfectos.
Años después, ya en el s. XVI, se reconstruye en ladrillo la parte superior, en estilo mudéjar, con influencias aragonesas y dotándola de mayor altura.
Durante la primera guerra civil carlista se ubicaba en la torre el telégrafo óptico.
Durante la desamortización, en el siglo XIX, fue usada como almacén para madera y como carbonera. También desaparecen todas las obras de arte que pudiera haber a excepción de los féretros tallados en piedra de estilo gótico.
Tuvo otros usos como hospital militar, parque, taller, cuadra… y a mediados del s. XIX se pensó en derribarla para construir con su piedra un teatro en el lugar en el que estaba el palacio episcopal (actualmente se encuentra en este lugar el mercado de abastos). Afortunadamente se salvó y hoy en día vuelve a ser de culto.