No siempre estuvo el Ayuntamiento de Logroño en su actual ubicación, ni siquiera en la conocida casa de los Chapiteles. Durante más de 300 años estuvo en un edificio de la calle Portales conocido en su tramo final como El Portalón.
En el siglo XVI la calle Portales era conocida como la Herventia y convergía en su extremo este en la puerta Nueva de la muralla, junto a la casa que levantaron los Jiménez de Enciso. Además, en la concurrida vía se enclavaban algunas de las construcciones de mayor relevancia, como la Iglesia de Santa María de la Redonda. Junto a su cabecera terminó por instalarse la institución civil más importante, el ayuntamiento, al menos desde la segunda mitad de la centuria.
Fue a mediados del siglo XVI cuando el ayuntamiento de la ciudad trasladó sus dependencias desde detrás de la cabecera de la Iglesia de Santiago el Real
Los documentos de uso frecuente fueron llevados al nuevo Ayuntamiento y en la iglesia de Santiago el Real sólo quedó depositado el denominado “Archivo Mayor”.
La primera referencia a una sesión del ayuntamiento celebrada aquí data de 1572.
Allí debieron de quedar custodiados durante la epidemia de peste que se declaró en la ciudad a mediados de 1599, que obligó al concejo a celebrar sus sesiones en la vecina localidad de Villamediana de Iregua, llevándose consigo únicamente el Libro del Ayuntamiento.
A pesar de las medidas que el concejo había tomado para evitar la continua extracción de documentos de los archivos, la situación no mejoró. En los Libros de Actas Municipales encontramos numerosos acuerdos ordenando la búsqueda de documentación municipal y su inmediata devolución.
La primera noticia que hay sobre el portalón como Ayuntamiento, son unas obras realizadas en 1592, durante las cuales se celebraron las reuniones municipales en el Palacio del Obispo y en algunas casas particulares. Las cosas de valor de la capilla, mazas de plata y otros objetos se custodiaron en la casa de artillería (Junto a la puerta del Camino).
En 1594, se hicieron reuniones en casas de particulares y ocasionalmente en el palacio del Obispo a causa de las reformas arquitectónicas que se llevaban a cabo en el edificio. Las referencias a estas obras en las actas municipales no permiten precisar cuál era la ubicación concreta del archivo dentro del edificio del ayuntamiento y por tanto en qué manera pudo verse afectado por las reformas.
En 1675 la fachada del Portalón sufrió ruina, así como el tejado y los cuartos correspondientes a la calle de Caballería, a donde se abría una de las puertas principales. Los trabajos de reparación, dirigidos por el maestro Juan Raón, se iniciaron en el mes de julio y desde entonces, y hasta finales de año, el concejo pasó a reunirse unas veces en la Sala Capitular de la iglesia de Palacio y otras en la casa y posada del corregidor Francisco Cabeza de Vaca. Las obras duraron hasta 1677.
Hemos de suponer que en 1720 hubo reformas en el archivo de la ciudad, pues en sesión del 30 de mayo el concejo acordaba que José de Soto hiciera “las escrituras de las obras” del archivo y del matadero. Estas obras, que se iniciaron en el mes de julio, estaban ya concluidas a comienzos de diciembre del mismo año.
En 1730 se restauró la fachada, colocando el balcón corrido del primer piso y decorando las demás dependencias.
Varias décadas después, en 1764, el concejo decidía colocar una barra de hierro en la ventana de la habitación del archivo del Ayuntamiento para guardar con la debida seguridad el dinero de la “gran masa”, que había depositado en él tres años antes. Esta obra no se llegaría a realizar, de modo que la única ventana de esta sala que daba a la calle Caballería permanecía siempre cerrada con el fin de evitar el extravío de documentos y otros enseres custodiados en el archivo. Según denunció el regidor Diego Moreda en noviembre de 1776, el lugar carecía de la más mínima ventilación y había en él un hedor que lo hacía inhabitable. Por ello, se encargó a los señores Domingo Castilla y José Morentín la colocación de una verja que de arriba a abajo cogiese toda la ventana, de forma que se pudiesen abrir y cerrar las puertas-ventanas para dar luz y ventilación a la sala siempre que se creyera conveniente.
En la sesión celebrada en 13 de Junio de 1786, se acuerda convertir en pasadizo público, el portal de la casa que ya se venía usando hace un tiempo, comunicando las calles de Caballerías y Juan Lobo con la actual Portales, en esa época calle del Mercado. El portero se encargaba de que no se detuvieran las caballerías en el portal.
La casa se va quedando pequeña, en 1839 se construye otro piso, cuyo coste es 126.527 reales.
Pero al crecer la ciudad necesita crecer también su ayuntamiento. En la sesión de 29 de Abril de 1845, D. Rafael Eulate (teniente alcalde) propuso se construyera una nueva casa consistorial en el Palacio del Obispo sito en la Plaza de la Constitución, actual Plaza del Mercado, para lo cual se emitieron 150 acciones de 2000 reales, pero el 14 de Junio al no haber reunido lo suficiente para llevar a cabo el proyecto, se desestimó la construcción.
Quizá fue la incomodidad de tener la documentación dividida en dos archivos lo que motivó que, el 1 de junio de 1861, el concejo volviera a plantearse la necesidad de reunir el archivo de la iglesia de Santiago y el de la Casa Consistorial, que se encontraba entonces en la secretaría municipal, trasladando toda la documentación al piso bajo del Portalón donde estaban las dependencias de la Comisaría de Vigilancia. Dos meses después, el concejo encargaba la formación del presupuesto de las obras de habilitación del piso para archivo a Antonio Villanueva, que presentó una propuesta de 8752 reales.
El 21 de diciembre de 1861 una reunión del concejo desvela las malas condiciones que reunía esa casa consistorial dado que era insuficiente para la corporación, la alcaldía, sus tenencias y las propias oficinas municipales, a lo cual se sumaba que era considerada como “poco decorosa”. El ayuntamiento adquiere la casa conocida por la Casa de los Chapiteles el 30 de Julio de 1862 para residencia episcopal, en el supuesto de que se trasladara la sede episcopal de Calahorra a Logroño, cosa que finalmente no sucedió.
En sesión de 11 de Noviembre de 1865, se nombra una comisión formada por los señores: Alcalde (D. Diego de Francia y Allende Salazar –Marques de San Nicolás) , el teniente 3º (Sr. Fontana) y los regidores (Lorza, Rivas, Rodrigáñez y Ruiz); para que estudien y pasen informe a la Corporación sobre la conveniencia de trasladarse a la casa de los Chapiteles.
A partir de la fecha se toma la decisión del cambio, utilizando la casa del Portalón para Juzgado Municipal, escuelas y el terror de los chicos, la llamada “la trena”, por el sitio donde los municipales llevaban a los autores de las pequeñas fechorías infantiles.
El 19 de Abril de 1915 se acuerda enajenarla, al haberse derribado dos casas contiguas y con intención de que no desapareciese el pasadizo, se llega al acuerdo de abrir una calle perpendicular a la del Mercado; de 8 metros de anchura dando comunicación a las ya citadas calles de Caballerías y Juan Lobo con la del Mercado.