Hay una zona en el norte de Francia, en el límite de Bretaña y Normandía, que merece la pena conocer y perderse una semana por ella. Es la zona comprendida entre Dinard por el oeste y Mont Sant Michel por el este. Pero empecemos por el principio.
DINARD:
Situado en la desembocadura del río Rancé, enfrente de Saint Malo, a la que no se puede acceder por puente directo, sino que hay que remontar hasta el puente de la Brebis. Pasear por Dinard da un poco sensación de ambiente decimonónico, un poco venido a menos pero con un cierto encanto. Casas de más de cien años, que en su momento serían lujosas mansiones.
DINAN:
Esto ya es otra cosa. Llegamos remontando el río, hacia el Sur. Se trata de una ciudad llena de encanto, llena de vida y por desgracia, llena de turistas.
Hay como dos partes bien diferenciadas, la del puerto fluvial y la del pueblo, propiamente dicho. Las escenas de los barcos anclados, junto al alto puente que da acceso a las empinadas calles que nos llevan al pueblo son preciosas. Los restaurantes junto al río,…
Cogiendo la empinada calle que hay enfrente del puente comenzamos el ascenso que nos llevará al pueblo. Muchísimo encanto en cualquier rincón. Toda la estética adaptada a la decoración bretona. Es también la sede de las conservas La Bella Isolda. En resumen, un pueblo con encanto, preparado para sacarle partido.