Sé que me has oído llegar pero esta vez ya no sentiré la caricia de tu mirada poderosa. Transformada en una especie de fría efigie, adivino en tu perfil ese rictus de indiferencia. Querría besarte con la urgencia de siempre pero tengo miedo de sentir el hielo de tus labios. Querría hundir mis dedos en tu melena pero sospecho que ya solo busca jugar con el viento. Y reanudo mi paso. Y me alejo de ti. Y sé que solo entonces vuelves a ser tú.
Telma