Cuando llegas a Cambridge ves una ciudad pequeña, un poco provinciana, con una tetería allí y una pequeña iglesia allá.
Al adentrarte empiezas a ver los edificios de los colegios, sus aledaños y empiezas a pensar en cómo sería la vida hace unos siglos.
Al entrar en uno de los colegios y ver los letreros, las reseñas la gente que ha estudiado allí,,… te lo imaginas.
Cuando tienes la suerte de pasar unos días viviendo en uno de los colegios, comiendo en uno de los comedores, asistiendo a una conferencia en una de las aulas,… sencillamente es una de esas experiencias que te marcan en la vida.