Los llamados pueblos blancos, en las serranías andaluzas de Granada, Málaga y Cádiz, son conocidos por su belleza, ya desde la distancia, resaltando el blanco sobre el paisaje y levantándose majestuosas sobre las laderas no lejanas al mar, como en el caso de Vejer de la Frontera, en la foto, que a orillas del río Barbate, se encuentra solo a 8 km del mar.
Su nombre viene del blanco de las fachadas de las casa de los pueblos, pintadas con cal para repeler el calor.
Los casi seis siglos de dominación árabe han dejado profunda huella en la distribución de las calles, los recovecos con encanto, las murallas defensivas de la época,…
Siempre bonitos, cuando el día es nublado y se filtran esos rayos de sol, estampándose sobre las fachadas, sacan unos reflejos y una luminosidad difícil de definir.