De siempre me ha llamado la atención la evolución del románico al gótico. No solo en lo que a concepto y progresión técnica arquitectónica, sino en el concepto de la relación del hombre con Dios.
Al contrario que en el románico, en el gótico se edifica hacia arriba, las paredes son más y más altas y, a medida que ascendemos, la oscuridad va dando paso a la luz, a través de vidrieras y rosetones como si se quisiera alcanzar la Dios, en su representación de luz absoluta.
La iglesia de santa María del Mar es un buen ejemplo de esto. Oscura en sus bases, va aumentando la luz a medida que ascendemos.