Pastelería la mariposa de oro.
Hay un sitio en la calle Portales de Logroño, famoso entre los lugareños de varias generaciones.
Esta pastelería se sale de los cánones normales y ello por varios aspectos:
El primero es que no hay género expuesto, Debe ser la única pastelería en el mundo que no tiene pasteles.
El segundo, derivado del anterior, es que todo lo que se vende es por encargo. Salvo que al final de la mañana o de la tarde algún encargo no se haya recogido, será casi imposible poder comprar.
El tercero es que son solo dos tipos de pasteles los que componen su oferta: milhojas y canutillos. Salvo en fechas señaladas (Todos los Santos, Navidades,…) esa es la oferta.
Dice su obrador que no se usan conservantes ni colorantes… y que como no hay remanentes de un día para otro, la delicia en el paladar está asegurada.
Tanta singularidad tiene un peaje y es esa sensación de que el usuario ha perdido aquí «el tener la sartén por el mango». Aquí el cliente no tiene siempre la razón. Las reglas del juego son las expuestas más arriba. Si quieres las aceptas; si no, pues ya sabes…
A otra cosa, mariposa.