¿Quién le puso el nombre a las ciudades? La toponimia u onomástica geográfica es una disciplina que consiste en el estudio etimológico de los nombres propios de un lugar. Conociendo los orígenes de los nombres también conocemos los raíces de esos lugares y, por extensión, algunas de sus características, incluso las más sutiles.
Por ello, vamos a analizar el origen del nombre de las principales capitales europeas. Así la próxima vez que las visitemos sabremos conducirnos un poco mejor por su folclore e idiosincrasia.
Londres: río demasiado ancho para vadearlo
El origen etimilógico de Londres es esquivo. En 1998, el lingüista Richard Coates propuso la posibilidad que Londres provenga de Lowonidonjon, la forma céltica de la palabra Lowonida, que en el antiguo europeo significaba, refiriéndose al caudoloso Támesis: “río demasiado ancho para vadearlo”.
Londres cuenta con cuatro enclaves declarados Patrimonio de la Humanidad: la Torre de Londres, el Real Jardín Botánico de Kew, el sitio formado por el Palacio, la Abadía de Westminster, la Iglesia de Santa Margarita y Greenwich (donde se encuentra el Real Observatorio que marca el meridiano de Greenwich y el tiempo medio.