Imagen poco habitual de la Castellana de Madrid, prácticamente sin tráfico.
La razón, en contra de lo que cabría suponer, no son las medidas restrictivas de la alcaldesa de Madrid para paliar la contaminación.
Tampoco es la causa el éxodo de gente por la Nochevieja, huyendo de Madrid.
El motivo es la carrera de la San Silvestre vallecana que cada año, la tarde de Nochevieja inunda las calles de Madrid, durante 10 kilómetros, desde Concha Espina hasta el estadio de Vallecas.
Decenas de miles de personas, en un ambiente festivo, a lo que ayuda que 8 de los 10 kilómetros sean en bajada.
Como cantaban Ana Belén y Víctor Manuel hace ya unos años, ahí está, la puerta de Alcalá.
Una Puerta de Alcalá preciosamente engalanada para las fiestas de Navidad.
Justo al lado, en las traseras del edificio de Correos y con un techo acrisolado precioso y una temperatura de 16º que se agradece en los fríos días de la Navidad madrileña, un espacio tranquilo, una pista de patinaje, un sitio donde pasar un rato agradable.
Todavía no nos hemos repuesto de las ventas especiales del Black Friday, de las compras de Navidad, de los regalos de Papá Noel… y ya estamos otra vez en un periodo de rebajas.
¿Quién dijo que la crisis aún estaba ahí?. La gente ni lee ni quiere leer que la inflación está subiendo, que está bajando nuestro poder adquisitivo, que de la crisis aún queda mucho…
No hay mejor terapia antidepresiva, antiestrés, anti jorobada vida que ir de compras y sentirte, por unas horas, como la protagonista de Pretty Woman.