Trampantojo / Trompe l´oeil

El engaño consentido

Esta imagen de Andorra transmite una fusión entre arquitectura y naturaleza, en un trampantojo actual..

El mural pintado en la fachada del edificio crea una ilusión óptica que integra el paisaje montañoso y el cielo, haciendo que el edificio se “camufle” con su entorno.

Esta obra de arte urbano resalta la conexión entre lo humano y lo natural, un aspecto característico de Andorra, donde la naturaleza y las construcciones coexisten de manera armoniosa en un entorno montañoso.

El mural también sugiere un deseo de conservar y reflejar la belleza del paisaje, incluso en las estructuras urbanas.

Ambiente

El Molí dels fanals. Auténtica comida andorrana difícil de olvidar.

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Comer se come bien en todos los lugares, ciudades, países,…

Pero a mí me gusta, siempre que es posible, el comer las materias primas de la zona, cocinados de la manera tradicional de la zona, en un lugar típico de la zona,… No siempre se consigue.

Recientemente he estado en Andorra, el país de los Pirineos, y tras preguntar aquí y allá, mirar en internet,… decidí que tenía que comer comida andorrana en una borda, que es un nombre genérico utilizado en el Pirineo para la edificación empleada generalmente para resguardar el ganado o para almacenar productos agrícolas, especialmente comida para los animales. Se trata de una construcción rural aislada de dos plantas y construida en piedra y madera, con tejado de pizarra. Habitualmente era edificada a una cierta altura para aprovechar los pastos.

Y la elegida fue la borda llamada molí dels fanals (molino de las farolas). No defrauda. Cerca de Escaldes- Engordany, al poco de salir del túnel de la Massana y tras ascender por una empinada carretera de montaña. llegas al molí. Una borda auténtica, asomada al valle, con unas vistas no aptas para personas que sufren vértigo.

caracoles a la brasa

El restaurante está en la primera planta y un amable servicio, de acento poco autóctono, te guiará por esta excursión culinaria por las delicias del lugar. Dos recomendaciones: los caracoles a la brasa (Cargols “a la llauna”) y dejar sitio para los magníficos postres caseros. Lo demás os lo dejo para vuestra elección.

No os decepcionará.

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Si os he metido el gusanillo y vais a estar en Andorra: Molí dels fanals.

Ya me contareis.

 

Caldea. La magia de Eurodisney en esta burbuja de felicidad andorrana.

Caldea. Burbuja de felicidad.

Caldea, autodenominado Spa termolúdico, lleva la magia de Eurodisney a los pirineos andorranos.

Desde que cruzas la pasarela que conduce a Caldea, el mundo a tu alrededor cambia, provocando en tí una sensación como la que notas cuando entras en Eurodisney.

El resto de los usuarios sonríen todos, los niños no tienen caras aburridas o enfadadas. Todo el mundo tiene ganas de entrar y camina a paso ligero,.. con ganas de entrar y no se aprecian problemas en las colas de espera.

La magia de Caldea continúa con el personal. Los que te venden las entradas (por cierto, 2,5 € más baratas si las obtienes por internet y además eliges el tramo horario al que quieres ir), los que te reciben, te alquilan las toallas, te acompañan a los vestuarios,… todo el mundo que trabaja en Caldea es amable. A uno se le ocurre que más de una empresa debería contratar los servicios de contratación de esta empresa.

La burbuja de felicidad continúa en el interior. Tanto en el personal como en los visitantes. Todo es alegría y felicidad.

torre de Caldea

Viendo la torre de Caldea desde la piscina exterior o desde el jacuzzi de fuera, se diría que las similitudes continúan con Disney y que la torre del castillo se ha transformado en una futurista torre de cristal, a cuyos pies sus súbditos son tan felices como lo son los del castillo próximo a París.

No esperéis una mala cara si los chorros a presión están ocupados o si la sauna húmeda no está vacía para ocuparla con tu familia.Todo el mundo deja fuera sus problemas durante las tres horas de felicidad a las que da derecho la entrada y eso se nota en el ambiente que se palpa.

Como no hay nada perfecto, al abandonar Caldea, el mundo sigue igual que lo dejaste al entrar. La metamorfosis ha durado tres horas, que no es poco en los tiempos que corren, pero solo esas tres horas.

Para abrir boca, Caldea, Spa termolúdico.

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Caldea psicodélica

Sueños florales

Boris I de Andorra

Andorra, el pequeño país pirenaico cuya jefatura del estado comparten el presidente de la República Francesa y el obispo de la Seo de Urgell -y que últimamente está tan en boca de todos por asuntos demasiados terrenales y humanos-, sólo ha sido invadido una vez a lo largo de su historia. Esa invasión se produjo el 21 de julio de 1934. Los invasores fueron cuatro Guardias Civiles al mando de un sargento. En total cinco hombres. Esto fue lo que ocurrió:

La historia se desarrolla en los primeros años 30 del siglo XX, cuando un curioso personaje se deja ver frecuentando el American Yacht Club de Mallorca. Se llamaba Borís Mijáilovich Skósyrev Mavrusov y había nacido en Vilna en 1896. Perteneciente a una familia de la pequeña nobleza bielorrusa, había sido soldado en los ejércitos del zar. Al estallar la Revolución de 1917 se exilia al Reino Unido, donde al parecer se enrola en la Armada británica. También habría prestado servicios como espía en el Foreign Office. Este es el currículum de un maestro del engaño, así que haremos bien en ponerlo en cuarentena. Seguro que ya les está recordando a alguien. El caso es que en 1925 se traslada a los Países Bajos, donde según él mismo se le concede por la reina el título de Conde de Orange. Allí se casa con María Luisa Parat, a la que pronto abandona por una millonaria norteamericana llamada Florence Marmon. A principios de los años 30 está en Mallorca y en 1934 entra por vez primera en Andorra.

Precisamente un año antes se había producido en Andorra una pequeña revuelta a favor de la total independencia del país de Francia y España. Y ahí es dónde Boris vio la oportunidad. En su primer intento presentó al Síndico andorrano una propuesta para ser nombrado rey. Al no recibir la respuesta deseada se exilia en la Seo de Urgell, desde donde comienza una campaña política para atraerse las simpatías de Juan de Orleans, el duque de Guisa y pretendiente del trono francés. Incluso se permite redactar una nueva constitución para Andorra. Al final, consigue su objetivo y el día 7 de julio de 1934 el Síndico General de los Valles de Andorra convoca al Consejo General. Una vez expuestas las pretensiones de Boris, sorprendentemente todos los consejeros votan a favor de nombrarle rey, salvo uno. Dicho y hecho, Boris se instala en Sant Juliá de Lòria con el título de Boris I de Andorra y forma un gobierno en el que está incluso su millonaria amiga norteamericana. Alertado el obispo de Urgell de la trama, y ante la pasividad de Francia que renuncia a intervenir, el 10 de julio en una nueva votación del consejo se refrenda a Boris como monarca, con el mismo resultado de 23 a 1.

Y aquí es cuando sucede lo impensable. A petición del obispo de la Seo de Urgell y por orden de la República Española, 11 días después, el 21 de julio de 1934 la Guardia Civil invade Andorra con los cinco hombres mencionados, violando la inmunidad diplomática y la integridad territorial andorrana. Detienen a Boris I y se lo llevan a Barcelona, donde es puesto a disposición judicial. El 23 de julio es trasladado a Madrid y encerrado en la cárcel Modelo por conducta antisocial (Ley de Vagos y Maleantes) hasta su expulsión a Portugal. Tras cuatro años en el país luso, en 1938 regresó a Francia donde a los pocos meses fue recluido por el régimen de Vichy en un campo de internamiento junto con republicanos españoles en Rieucros. Allí se le pierde su pista.

Algunos indican que pudo morir en 1944 a manos de los nazis, mientras medios germanos aseguran que durante la Segunda Guerra Mundial habría servido en en el ejército alemán y que vivió hasta 1989. No sería extraño vista la capacidad de este personaje para sobrevivir.

Leído en la página «Historias de la Historia» .