Leyendo hoy una página de viajes, proponían cual era el rincón ideal para sus lectores.
Yo tengo unos cuantos. Uno de ellos es éste. El chateau de Brindos, próximo a Bayona, o a su aeropuerto para ser más exactos, y que es un remanso de paz, con su hotelito de lujo, su pequeño restaurante y una cafetería con vistas a un pequeño lago donde acuden los patos y donde solo se oye uno a sí mismo.