Restaurante El Campero de Barbate. El santuario del atún.
La costa atlántica de Cádiz es famosa en todo el mundo por el atún que se pesca en sus costas, con la técnica de la almadraba (del árabe andalusí المضربة almaḍrába, «lugar donde se golpea o lucha»), que consiste en la más simple de las técnicas de pesca y que consiste en situar dos barcos a cierta distancia entre los que se cala una red somera sujetada con un palangre en la que se recogen los peces, atunes y otros que puedan llegar. Gracias a que hasta que se suben al barco siguen vivos, en el acto se pueden seleccionar y descartar las piezas pequeñas o inútiles. Entre los barcos y sobre la red bajan los pescadores más experimentados que se dedican a seleccionar los atunes que pueden pesar unos 200 kilos. La pieza elegida es desangrada y luego sus compañeros sobre el barco le clavan arpones y entre tres o cuatro hombres es subido a bordo, esto se repite con cada pieza. Una vez extraídos (pescados) los atunes, se sigue con las especies de menos porte.
Resulta fácil de entender que en esta zona hay buena materia prima si de lo que hablamos es de atún y que se puede disfrutar de buenos platos en toda la costa gaditana. A partir de ahí, catedrales donde adorar al rey atún sólo puede haber una y, desde mi punto de vista, esa catedral se llama restaurante el Campero, en Barbate.
El sitio por fuera no llama la atención. Rodeado de casas no lujosas, en un barrio que no parece lujoso, con poco mobiliario urbano y zonas verdes sin cuidar. Únicamente algún coche de alta gama y un gorrilla avizor en la zona indican que en esa zona hay algo que hace que acuda gente de fuera. En la zona de terraza unos toldos protegen del sol a una zona concurrida, de incorporación en el último año, ante el boom que está teniendo el sitio.
Dentro de El Campero hay dos zonas bien diferenciadas, la de restaurante tradicional, a la izquierda, cuya carta os adjunto y que sin duda no defraudará a los amantes del atún. Carta del restaurante. Comodidad y excelente comida.
Pero sin duda la joya de corona, en especial para los que no somos afortunados de vivir cerca y queremos probar cuantos más platos, mejor, se encuentra a la derecha, la zona de bar, con mesas altas.
Ya estamos allí. La carta disponible es similar a la del restaurante, pero con dos características que, a mi entender, suplen con creces la mayor incomodidad respecto al restaurante: medias raciones y tapas. Si de lo que se trata es de probar de todo, esta es la opción. El servicio aconseja muy bien.
Hay que ir y probarlo, pero a modo de ejemplo, os dejo la carta del bar: Carta del bar.
Ya se que estáis salibando y que estais muertos de ganas de ir a este sitio. No os defraudará. Por estar buenos, lo están hasta los postres. Tranquilos, no llevan atún.