Plaza emblemática de los desastres de la guerra de los Balcanes.
Desde el edificio alto de una de las esquinas los francotiradores acribillaban todo lo que se movía, sin piedad, sin pausa, sin sentido.
Al otro lado de la plaza edificios medio derruidos, con mil un huecos en las paredes del millón de disparos que sufrieron en sus paredes, dejándolos como una piel que ha sufrido viruela.
Y un poco más allá, cruzando el río Mostar el palacio en el que se alojaba el mariscal Tito, creador de Yugoeslavia y que duró lo que duró él.
El Gimnazija Mostar, Gimnasio Mostar queda hoy, con su rehabilitación cuestionable, pone un tono de contrapunto a los edificios no restaurados para el recuerdo histórico.