Cuando coges el coche, abandonas las autopistas y te sumerges en la esencia de una comarca, ves casitas típicas de la zona. A veces piensas, yo viviría ahí de mil amores. este es un ejemplo de casita preciosa, en Trévérec. Prados y prados y al fondo el mar infinito. Paraíso bretón.
Justamente he escrito sobre Bretaña en mi último post. Es un lugar apasionante.