La estación de esquí de Panticosa es más pequeña que su hermana de valle, Formigal. Tiene menos pistas, son más cortas, más estrechas,…
En invierno no se puede comparar la marcha que hay en una y la que hay en otra, el pueblo de Panticosa. No en vano, Formigal no es pueblo, sino que es, digamos un barrio de Sallent de Gállego.
Pero que no se me entienda mal. Panticosa, tanto la estación, como el pueblo, tanto en invierno como en verano, es lo que los ingleses llaman cosy, algo así como entrañable, que te apetece estar y estar allí, que te genera bienestar.
Y cuando llega el verano se alzan cual gigantes las montañas que rodean al valle. Excursiones para todas las piernas, paisajes infinitos y para descansar… un ratito en el balneario de Panticosa, unos kilómetros más arriba. Allí sí que tienes la sensación, en la piscina exterior que puedes llegar a tocar el cielo porque eres casi un dios.
Moraleja: no siempre lo más grande ni lo más de moda ni lo más caro… es lo más cosy. 😉