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El palacio Argillo de Zaragoza se encuentra en la Plaza San Felipe, en el centro, centro de la capital aragonesa.
Fue en origen la casa nobiliaria de Don Francisco Sanz de Cortés, infanzón zaragozano cuya prosperidad económica y social le lleva a ampliar su casa, sita en la Plaza de San Felipe, entre 1659 y 1661, para darle un aspecto nobiliar acorde con su nueva posición.
Inicialmente añadirá una nueva fachada, el patio, la escalera y el salón en la parte delantera de la planta noble.
Nombrado Marqués de Villaverde en 1670 por Carlos II, van a sucederse con su hijo y nieto, una serie de reformas en el palacio que afectarán en parte a la iglesia de San Felipe, con la que compartía medianiles.
Cuando su nieto marcha a Madrid, la casa se desvincula de la familia, hasta que la Condesa de Argillo lo hereda en 1837, denominándose a partir de entonces Palacio de los Condes de Argillo.
El edificio resultante posee las características de la arquitectura civil de la nobleza aragonesa en la transición del modelo del Renacimiento al Barroco, adaptando a una expresión característicamente barroca a la organización y los elementos de las obras domésticas renacentistas. Tales son el mirador de arquillos de medio punto doblados, o la sucesión: zaguán, patio y escalera, aunque todo ello tiene ya otro tratamiento.
Museo Pablo Gargallo
Desde 2002 alberga el Museo Pablo Gargallo, en honor del universal escultor aragonés.
Contiene esculturas en bronce y otros materiales, dibujos, grabados y varias plantillas de cartón para formar algunas de sus esculturas, así como el Fondo de Documentación relativo al propio artista y a la escultura contemporánea. Dispone también de una sala de exposiciones temporales y de un centro de documentación sobre arte contemporáneo.