Me siento ciudadano del infinito, cosmopolita, liberal, orgulloso de ser español y europeo. No me avergüenzo, aunque sí admito, que los europeos, los españoles,… hemos cometido errores, como los cometen las personas, los grupos, los colectivos,… todos.
Pero mi esencia, lo que queda cuando vuelvo a casa y de camino veo las viñas de mi tierra, cuando veo el San Lorenzo nevado presidiendo la Sierra de la Demanda o veo los montes Obarenes separándonos de los territorios del norte… cuando callejeo por la calle Laurel o la San Juan,… cuando me siento en mi orejero y descorcho una botella de mi crianza preferido o del último que no conocía y me han dado a probar… me doy cuenta de que en esencia soy RIOJANO.
Un honor que solo tienen 300.000 personas en el mundo.
Por eso hoy, por una sola vez me vais a permitir que no sea ecléctico, ni cosmopolita, ni políticamente correcto y que haga gala de que mi tierra tiene el mejor vino del mundo, que en mi tierra se escribió por primera vez en castellano y en euskera y que mi tierra tiene la mayor concentración de estrellas Michelin del mundo por habitante.
Y me siento feliz por la última estrella Michelin riojana, otorgada ayer al restaurante Íkaro de la capital, Logroño.
He tenido el honor o la suerte de coincidir hoy en su celebración riojana del galardón en el restaurante la Carbonera… y era como una celebración familiar…. somos tan pocos… Pero somos grandes y somos orgullosos de ser lo que somos, riojanos de pura cepa, como reza la canción… aunque probablemente en pocas semanas tengamos que pagar 30 € más por las ricas viandas del mestizaje que ofrece el Íkaro.