¿Quien no conoce a Santillana del Mar?. Sus cuevas rupestres, su colegiata, sus calles empedradas, sus casas solariegas,…
Cualquier rincón tiene encanto, tiene sabor a otra época, olor a sobaos pasiegos,…
Y si todo ello lo aderezas con un atardecer con luces recién encendidas, es pura maravilla.