Comer se come bien en todos los lugares, ciudades, países,…
Pero a mí me gusta, siempre que es posible, el comer las materias primas de la zona, cocinados de la manera tradicional de la zona, en un lugar típico de la zona,… No siempre se consigue.
Recientemente he estado en Andorra, el país de los Pirineos, y tras preguntar aquí y allá, mirar en internet,… decidí que tenía que comer comida andorrana en una borda, que es un nombre genérico utilizado en el Pirineo para la edificación empleada generalmente para resguardar el ganado o para almacenar productos agrícolas, especialmente comida para los animales. Se trata de una construcción rural aislada de dos plantas y construida en piedra y madera, con tejado de pizarra. Habitualmente era edificada a una cierta altura para aprovechar los pastos.
Y la elegida fue la borda llamada molí dels fanals (molino de las farolas). No defrauda. Cerca de Escaldes- Engordany, al poco de salir del túnel de la Massana y tras ascender por una empinada carretera de montaña. llegas al molí. Una borda auténtica, asomada al valle, con unas vistas no aptas para personas que sufren vértigo.
El restaurante está en la primera planta y un amable servicio, de acento poco autóctono, te guiará por esta excursión culinaria por las delicias del lugar. Dos recomendaciones: los caracoles a la brasa (Cargols “a la llauna”) y dejar sitio para los magníficos postres caseros. Lo demás os lo dejo para vuestra elección.
No os decepcionará.
Si os he metido el gusanillo y vais a estar en Andorra: Molí dels fanals.
Ya me contareis.