Hay pueblos que les coges cariño y que no te cansas de recorrer sus calles, encontrando siempre algo nuevo o que pasaste por alto la última vez que anduviste por allí.
Lanuza es uno de ellos para mí. Nunca he vivido ni me he alojado en él, pero tiene algo que me hipnotiza y que cada vez que subo al valle de Tena me hace ir allí y fotografiarlo una y otra vez. Los que seguís mi blog os habréis dado cuenta ya.
Quizás el haber renacido de sus cenizas como el ave fénix, su cuidada restauración, sus ansias por recuperar su identidad, no perdida pero sí hipotecada durante años por el pantano,…
Quizás por su majestuoso campanario, cuya silueta se recorta con la Foratata como telón maravilloso,…
Quizás por el irreal escenario sobre las aguas del pantano y su réplica en forma de anfiteatro en tierra, que sirven para dar cabida a los festivales de Pirineos Sur en los meses de verano,…
Quizás el bueno de Luis, del restaurante El Frondón que me hace sentir como en casa,…
Quizás… ¿Qué se yo?. Me encanta Lanuza.
Os adjunto el link de un artículo publicado en el ABC sobre Lanuza en el ABC
Más de este pueblo en mi blog: Ventana a la felicidad.
Al abrir el ordenador esta mañana me encuentro con la preciosa entrada (las leo todas) de Lanuza. Ha sido una emocionante alegría. Me resulta todo tan de casa que hasta oigo a Luis decirme «si necesitas algo dímelo». MUCHAS GRACIAS.
Muchas gracias. Veo que compartes lo que me pasa con Lanuza. Un saludo.