Tras unos meses de octubre y noviembre mucho más cálidos que lo habitual, finalmente llega el frío.
Las hojas han caído ya y queda solo el esqueleto. La esencia que es lo que se mantiene y que sobrevive al duro invierno para, ya en la primavera, llenarse de la parafernalia de las hojas y las flores, mucho más vistosas y coloridas, pero efímeras.
Y volverá a llegar el otoño, con sus tonos mates y la caída de las hojas… Se completa el ciclo de la vida.