Quien tenga en buena estima su salud deberá ser moderado en sus apetitos, alejarse de preocupaciones y cuitas, frenar sus pasiones, no dejarse llevar demasiado por sus sentimientos, no gastar demasiadas palabras, ni dar demasiada importancia al éxito o al fracaso y desprenderse de las ambiciones absurdas… Ideal sería que siempre tuviera una ligera sensación de hambre tras haber comido y de saciedad cuando tenga hambre. Estar demasiado lleno daña el pulmón, mientras que el hambre entorpece el flujo de la energía vital.
Liu yutang, 1330