El continuo deambular de turistas es continuo.
Desde las primeras horas, con tenue luz en que van apareciendo los aficionados a la fotografía que buscan las primeras luz para conseguir la composición original a los turistas nocturnos, en pos de ese sabor de las ciudades que solo se precia de noche… cuando todos los gatos son pardos.
Y entre medio ¿qué si no?. Turistas y más turistas.
Con niños y sin niños. En grupo o individualistas. De mochila o de tacones.
Al final es una procesión variopinto de gente que habla en mil idiomas y que se relaciona en inglés. Pues al final el inglés ha conseguido lo que no supo el esperanto. Que todo el mundo, independientemente de su origen, de su condición, de su formación,… hable, mejor o peor, el inglés.
Pero hoy no ha habido suerte… otra vez. Y las ventas no van bien.
Quizás los recuerdos «originales» de la guerra cada vez atraen menos pues cada vez quedan más lejos.
Habrá que ir pensando en cambiar, como el vecino de enfrente, a mochilas floridas, piezas de cobre y bolsitas de lavanda.