No lejos de la preciosa Split, a escasos 20 kilómetros y de camino hacia el aeropuerto hay una serie de pequeños pueblecitos, abandonados en un tiempo pasado, con la tranquila vida de antaño.
En esos lugares, sin la capacidad de deslumbrar de Split o Dubrovnik, sin las legiones de turistas invadiendo todo, ahí no llegó el rodaje de Juego de Tronos.
Y ahí está la verdadera esencia de la Croacia de antaño, pequeños pueblecitos de pescadores, caras curtidas por el sol, niños correteando por la calle o bañándose en el mar…