Hoy te has ido.
O quizás no.
Nunca he conocido y quizás nunca conoceré una persona de la talla moral, integridad, sapiencia, generosidad, de ti.
Me conocías de hace mucho tiempo, pero me conociste de verdad hace poco más de dos años.
Y te volcaste conmigo, como hacías con todos y con todo.
Con amor, pero sin invasión. Con sabiduría, pero sin intrusismo, aconsejando, pero acompañando.
Siempre sentí que me apoyabas, no me imponías, que me aconsejabas, no me obligabas.
Cuando estuve en la más absoluta oscuridad fuiste el único candil en mi vida.
Cuando estaba al borde del abismo no me subiste, me hiciste ver escaleras de salida.
Cuando me equivocaba, me apoyabas, pero me dabas tus puntos cardinales de existencia.
Hoy, como otros muchos, me he quedado huérfano, pero tus lecciones, tu filosofía, tu sonrisa, no se perderán.
Guardaré todos tus mensajes como tu legado, Y te juro que viviré. Viviré y seré feliz. Por mí. Y por tí.,
Nunca te olvidaré.
Hoy no te has ido, Nunca te irás. Permanecerás entre nosotros.