A medio día el sol cae sobre el escaso cauce del Najerilla el 27 de junio de 1903 y recalienta los raíles del tren que pasa por encima de este río a la altura de Torremontalbo. Mientras tanto el tren de la Compañía de los Ferrocarriles del Norte se va acercando desde Bilbao camino de Zaragoza. El convoy está formado por dos locomotoras, siete vagones y diez coches de pasajeros.
El maquinista echa más carbón y toma velocidad porque en San Asensio se ha rezagado y lleva un retraso de 18 minutos. Por fin se acerca al Najerilla a toda máquina y con el carbón al rojo vivo. Entran en el puente Puente Montalvo y hacia la mitad el convoy da un zurriagazo: el tercer coche se ha caído hacia la derecha y anda recostado sobre la vaya del puente. El maquinista decide tomar más velocidad para salir cuanto antes del despeñadero en el que se ha convertido el puente, sin embargo el acelerón hace desprenderse la primera locomotora de la segunda y el coche que va recostado cae; los siguientes van tras él en un efecto dominó. El estruendo retumba en el valle y llega hasta la cercana villa de Cenicero. En un momento el Najerilla se convierte en un amasijo de vías, vagones y viajeros
Los 43 pasajeros muertos y un guardia civil que falleció extenuado por el intenso trabajo de rescate, además de 80 heridos, convirtieron a éste en el mayor accidente ferroviario sucedido en España hasta entonces.
La tragedia cubrió las primeras páginas de los diarios nacionales e internacionales durante días. Más de 100 años después es la mayor tragedia ferroviaria de La Rioja.
Tomado de la recreación que se hizo en la Revista «Vía Libre» con motivo de los 100 años del accidente.