Raro es el año que no hago una escapada al pueblo oscense de Ainsa. Es un precioso pueblo pirenáico, repleto de historia, con rincones con mucho encanto, una iglesia preciosa, que no le falta ni su cripta ni su mini claustro,…
Como ya me ha pasado en alguna otra ocasión, en mi última visita descubrí un rincón desconocido para mí, pero precioso. Supongo que os habrá pasado eso mismo en alguna ocasión: Crees que ya lo has visto todo, que lo conoces todo, pero OHHHH sorpresa, queda algo por descubrir.
Debo admitir que siempre que voy a pasar el día como en elrestaurante El Callizo, de lo mejorcito que hay en los Pirineos, siempre a un nivel muy alto y del que ya he hablado en alguna ocasión en el blog.
Pero, casualidades, está cerrado en la actualidad por reformas hasta marzo, por lo que hubo que buscar alternativas.
Horno de leña de verdad, como los de antes
Así es como, por casualidad, acabé en este restaurante, Bodegas de Ainsa, en el extremo sureste de la plaza. Y fue un descubrimiento por todo lo alto.
Bodegas de Ainsa posee uno de los dos únicos hornos de leña de la localidad, lo cual hace que sus platos a la brasa tengan un sabor especial. Ello, unido a una buena materia prima, es casi garantía de éxito.
El plus del buen servicio está conseguido, así que tenemos mucho ganado.
Pero lo que me sorprendió sobre manera fue la decoración. Apoyada en un edificio de regia piedra, y con vidrieras y cristaleras de inspiración medieval, tiene varios comedores en el sótano de gran encanto, con un mobiliario multicolor que crean un ambiente muy agradable.
Bodegas de Ainsatiene también una terraza exterior y una interior que tiene que ser las delicias de los días de buen tiempo, con vistas al valle.
Me llamaron la atención la cabina telefónica, decorada en madera policromada y un aliviadero francés de siglos atrás, en la zona de salida a la terraza. Piezas muy curiosas.
Junto a la zona de bar hay una prensa de la antigua bodega, que da fe de lo que en tiempos fue aquel edificio.
En resumen, un sitio que tienes que conocer, con una buena comida montañesa y una carne a la brasa que no defraudará. Os dejo el link a la carta, para ir haciendo boca.
Desconozco la causa pero en algunas ciudades españolas no se cobra directamente por las tapas, lo cual da un aliciente a visitar estos sitios.
Este artículo publicado en el Diario del Viajero hace referencia a esta magnífica idea.
Granada
Tapas En Granada
Granada es una ciudad preciosa y llena de encanto. La Alhambra, el Generalife, el Albaicín o el monasterio de la Cartuja son algunos de los emblemas de esta ciudad de España. En casi cualquier bar de la ciudad te ofrecen grandes y contundentes raciones. Tres o cuatro tapas de Granada equivalen casi a una comida. Os aconsejamos visitar: Los Diamantes, Casa Enrique o el Aliatar.
León
Leon Tapas
León ofrece a sus visitantes y ciudadanos un montón de tascas o bares donde tomar tapas gratis. El barrio donde sirven estos suculentos manjares se llama Barrio Húmedo. Las raciones se sirven al pedir una caña o un vino. Son platos copiosos y muy de la tierra. No dejes de visitar: La Bicha, El Patio, Picos de Europa, Mesón del Burgo y La Monalisa.
Jaén
Tapas Jaen
Jaén es la cuna del aceite de oliva. La ciudad tiene varias zonas de bares de tapas, pero los más importantes se encuentran en el centro histórico (en el barrio de San Ildefonso). Hay muchas tascas donde ofrecen ricas tapas basadas en los productos de la tierra. Como en El perol de la abuela, El Gorrión o Tito Nono II. No te olvides tomar pan con aceite de Jaén.
Vigo
Vigo Tapas
En Vigo se estila la costumbre de ofrecer una tapa gratis si pides una caña o un buen albariño. Si pasas por la ciudad visita las tascas del Barrio viejo o las de la zona de Bouzas. Los mejores sitios para tomar unas raciones bien ricas en Vigo son: El imperial, El Orensano, M de Marquesa y Adega da Barraca.
Ávila
Tapas Avila
Ávila es conocida por las yemas, Santa Teresa, el chuletón y San Juan de la Cruz, pero también por sus tapas gratis. En esta ciudad aún se pueden encontrar muchas tabernas y bares de antaño donde sirven comida riquísima. Te recomendamos: El Rincón de Jabugo, la Bodeguita de San Segundo, Casa Guillermo o Las Cancelas.
Au bon Accueil es un magnífico restaurante en Bartres, Francia.
Llevo unos cuantos años colaborando con Tripadvisor y utilizándolo para mis propios viajes.
Con el tiempo he aprendido que, como sucede en cualquier ámbito de la vida y como decía Jack Lemmon en la película Con faldas y a lo loco, «no hay nadie perfecto». Y si hablamos de Tripadvisor, no se debe tomar al pie de la letra, hay que fijarse en el número de comentarios de quien hace la valoración, el número de estrellas,… y filtrando algún comentario sesgado de la competencia o de algún cliente despechado.
Una vez aclarado esto, voy comentar una experiencia reciente en un restaurante del sur de Francia, en Bartres. Bartres es un pequeño pueblo de menos de 500 habitantes, a 4 km de Lourdes y muy cerca también de las grutas de Betharram.
La búsqueda en Tripadvisor la centré en restaurantes próximos a las citadas cuevas y este «Buena acogida» aparecía el primero. Todo un descubrimiento.
El «Au bon Accueil» lo regenta una pareja, francés él, con esos ojos de contable francés y gafas redondas tan características, su señora irlandesa y el hijo de ambos, que claramente ha heredado de ambos. La atención fue en todo momento exquisita, tanto por parte del padre, en la toma de la comanda y recomendaciones como en el resto de la comida por su hijo francoirlandés.
Una representación de los productos de la tierra, con pato por doquier, con un sabor exquisito en todos los platos, una presentación muy cuidada y una relación calidad/precio fantástica.
Una decoración ecléctica, con rincones clásicos y rincones rurales muy bien combinado.
Por ponerle un pero, aún entendiendo la importancia de santa Bernardette, no entiendo el minimuseo dedicado a su memoria en los bajos del restaurante, pero…. There´s nobody perfect.
En resumen, si estás por esta zona de Francia, aléjate esos cuatro kilómetros. El «Au bon Accueil» merece la pena.
Comer se come bien en todos los lugares, ciudades, países,…
Pero a mí me gusta, siempre que es posible, el comer las materias primas de la zona, cocinados de la manera tradicional de la zona, en un lugar típico de la zona,… No siempre se consigue.
Recientemente he estado en Andorra, el país de los Pirineos, y tras preguntar aquí y allá, mirar en internet,… decidí que tenía que comer comida andorrana en una borda, que es un nombre genérico utilizado en el Pirineo para la edificación empleada generalmente para resguardar el ganado o para almacenar productos agrícolas, especialmente comida para los animales. Se trata de una construcción rural aislada de dos plantas y construida en piedra y madera, con tejado de pizarra. Habitualmente era edificada a una cierta altura para aprovechar los pastos.
Y la elegida fue la borda llamada molí dels fanals (molino de las farolas). No defrauda. Cerca de Escaldes- Engordany, al poco de salir del túnel de la Massana y tras ascender por una empinada carretera de montaña. llegas al molí. Una borda auténtica, asomada al valle, con unas vistas no aptas para personas que sufren vértigo.
El restaurante está en la primera planta y un amable servicio, de acento poco autóctono, te guiará por esta excursión culinaria por las delicias del lugar. Dos recomendaciones: los caracoles a la brasa (Cargols “a la llauna”) y dejar sitio para los magníficos postres caseros. Lo demás os lo dejo para vuestra elección.
No os decepcionará.
Si os he metido el gusanillo y vais a estar en Andorra: Molí dels fanals.
Ya quedó claro hace unos días que para mí, el santuario del atún por estas tierras es el Campero en Barbate.
Pero a veces no vas buscando solo unos ricos manjares o un servicio esmerado. O por el motivo que sea se prefiere variedad en lugar de una comida casi monotemática en cuanto a la materia prima.
El restaurante la Fontanilla de Conil entra en el segundo de los apartados.
LLamar chiringuito de playa a este restaurante junto a la playa me parece un poco cruel. Y no es que no sea consciente de que hay chiringuitos de playa en este país de un altísimo nivel, pero para los que somos de tierra adentro, la denominación tiene un poco de chiringuito de la serie «Verano azul». Y este restaurante es otra cosa.
Situado en la playa que le da nombre, aporta dos aspectos muy a tener en cuenta: variedad en los platos, con una materia prima de muy alto nivel y sobre todo…. unas puestas de sol que te hacen brotar las lágrimas de la emoción.
Un sitio para no perderse si estás por tierras gaditanas.
Para que entréis en faena y veais la decoración del sitio, los platos,…
Restaurante El Campero de Barbate. El santuario del atún.
La costa atlántica de Cádiz es famosa en todo el mundo por el atún que se pesca en sus costas, con la técnica de la almadraba (del árabeandalusí المضربة almaḍrába, «lugar donde se golpea o lucha»), que consiste en la más simple de las técnicas de pesca y que consiste en situar dos barcos a cierta distancia entre los que se cala una red somera sujetada con un palangre en la que se recogen los peces, atunes y otros que puedan llegar. Gracias a que hasta que se suben al barco siguen vivos, en el acto se pueden seleccionar y descartar las piezas pequeñas o inútiles. Entre los barcos y sobre la red bajan los pescadores más experimentados que se dedican a seleccionar los atunes que pueden pesar unos 200 kilos. La pieza elegida es desangrada y luego sus compañeros sobre el barco le clavan arpones y entre tres o cuatro hombres es subido a bordo, esto se repite con cada pieza. Una vez extraídos (pescados) los atunes, se sigue con las especies de menos porte.
Cádiz tiene un algo especial. El barrio de la Viña es su núcleo. La taberna Manteca es el epicentro de ese universo maravilloso.
Se habla de la luz inmensa que se mete por cada rendija y lo inunda todo. Se habla de sus eternas playas del azul más puro que ojo alguno haya visto jamás. Se habla de la gracia especial de sus gentes, con sus chirigotas carnavelescas como manifestación más conocida, pero que se adivina en cada comentario, en cada apreciación con sorna, en cada piropo,… Se habla de su temperatura ideal, sin las temperaturas frías del Cantábrico o los calores extremos del verano de otras partes de Andalucía, gracias a esa suave brisa que atempera todo. Se habla de sus frituras, sus tortillas de camarón, de sus Pedro Ximénez que conmueven el cuerpo y el espíritu,..