Hay un restaurante apartado del mundanal ruido. Se encuentra en Rivas de Tereso, unas pocas casas pertenecientes a San Vicente de la Sonsierra, pero diste ante varios kilómetros del núcleo.
Está a los pies del monte Toloño, en plena Sonsierra riojana, que es la zona de la Rioja que está en el lado norte del Ebro.
La carretera solo lleva allí. En consecuencia hay que ir.
Como quiera que con la excepción de la iglesia de la Concepción, no hay más atractivo turístico que sus dos restaurantes, se comprende fácilmente que deben ser buenos, ya que en caso contrario, no subsistirían.
Me voy a centrar en el primigenio, restaurante José Mari.
La terraza antes de acceder al restaurante se presta a «echar el arranque», expresión típicamente riojana que quiere decir el último vino antes de irse para casa o para el restaurante a comer.
Se trata de un restaurante tradicional. Una espléndida brasa da cobertura a una amplia carta donde degustar los primeros típicos riojanos, patatas con chorizo, caparrones, alubias,… Y alguna otra maravilla como el chorrillo a la brasa, o las visitas gratinadas,…
Y de segundo, si seres carnívoro, chuletillas al sarmiento, al más típico estilo riojano o chuletón que te lo sirven en una mini-parrilla para que te lo vayas haciendo al gusto. La guarnición tradicional a base de patatas fritas y pimientos. No os defraudarán.
Dejad un hueco para los postres: la torrija riojana y el goxuavasco (nata al caramelo y crema tostada y presentado en un cazuela de barro.) están sencillamente sublimes.
Tengo que admitir que soy un fanático de la comida fusión.
Supongo que cuando no hay dinero suficiente para viajar por todo el mundo y, de paso, disfrutar de cocinas exóticas, siempre te puedes acercar a restaurantes como el Canalla Bistro de Valencia y disfrutar de un viaje culinario por países de diferentes continentes.