Mercado de San Miguel de Madrid, una delicia para los sentidos

Momento japo

Espumosos, toda una institución en Zaragoza

Restaurante amazónico, Madrid


M

adrid es la capital del reino, para bien y para mal.

Y la capital tiene sus oportunidades y sus peajes. Esto es aplicable también al tema de los restaurantes.

Puedes encontrar más variedad que en ningún otro sitio de España, todo tipo de cocinas, presentaciones, presupuestos,…

Pero si quieres ir a un sitio cool, en la zona más cool, rodeado de gente cool,… hay que pagarlo.

No seré yo quien diga que en el restaurante Amazónico se coma mal, todo lo contrario. Pero hay que hacer, desde mi humilde punto de vista de riojano de provincias, alguna puntualización.

A favor una decoración exótica, un servicio muy amable, una localización en pleno centro de Madrid, una buena materia prima… y que algo tendrá cuando el restaurante puerta con puerta (no diré el nombre) estaba vacío y este lleno.
A mejorar unas mesas demasiado juntas (mi enorme vecino de mesa casi termina cenando encima), dos turnos que hacen a veces demasiado diligentes a las personas del servicio y un denominador (léase coste) muy por encima del precio en restaurantes con una o dos estrellas Michelin que hacen que no salgas eufórico.
En resumen, un sitio a conocer, pero que si eres tú el que pagas… vete recién cobrada la nómina

Aceite, vinagre y sal

Boiling Turkish coffee in Mostar

A que has empezado a salivar

Aliño bosníaco

Bosnia- Herzegovina es un país o quizás dos y hasta no hace mucho tres.

Esa mezcla convivió, como cualquier relación, con altos y bajos. Pera existía convivencia de religiones, mentalidad, filosofía de vida, tradiciones,…

Todo acabó con la guerra de los Balcanes. Y nunca volverá a ser como antes. Está todo aún muy reciente y se hicieron tales atrocidades que se necesitan varias generaciones para que el tiempo realice su labor de cura por segunda intención, como decimos en medicina.

Hoy Bosnia-Herzegovina y Mostar en particular, no es un país sino un sumatorio de dos comunidades, la bosníaca musulmana y la croata católica. Viven de espaldas una a la otra y se empecinaba en que así siga siendo.

El archivamos río sirve de división y realmente es como si cambiases de país. La parte croata floreciente, con construcciones por doquier, ansias occidentales, modernidad,… La parte bosníaca recogida sobre sí misma, más pobre, con sus casas antiguas, sus tradiciones,…

No conocí Mostar antes pero ahora resulta sobrecogedora. Y más aún si te imaginas que ha sido hace cuatro días, mucho después de que los europeos nos jurásemos a nosotros mismos, tras la segunda guerra mundial, que nunca volverían a pasar esas cosas en suelo europeo.

Toca sufrir

Gin-tonic for ever

Contraste y esencia

Un buen consejo

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Blue devil

Blue curaçao, gin & lima. Enjoy.

Paella valenciana en La Rioja

Restaurante Moderna Tradición