En el suroeste de Francia encontramos una ciudad no muy grande (80.000 habs), capital del Departamento de Pirineos Atlánticos, dentro de la región de Aquitania.
Es una ciudad rica en historia, sede de de reyes,… y con un presente pujante.
He tenido la suerte de haber ido su evolución en los últimos 30 años y debo decir que ha sido espectacular, ganando espacio a calles otrora oscuras y con nulo encanto. Hoy es el día que permite disfrutar de un amplio espacio entre el castillo palacio y la plaza Clemenceau, con calles peatonales, plazas bien cuidadas, tiendas por doquier,… espacios para la gente.
Y se ve disfrutar a la gente. He estado esta semana un martes y los restaurantes llenos, las tiendas a hacer el agosto en julio con las rebajas, la gente llenando las terrazas,…
La verdad es que me produce una envidia sana lo que han sabido conseguir a partir de una ciudad fuera de los circuitos habituales de turistas, con la proximidad de España como reclamo pero con un montón de iniciativas para todos los públicos que hace que merezca la pena recorrer los 85 km que la separan de la frontera.
Enhorabuena Pau por un trabajo bien hecho a lo largo de los años.
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