Panticosa apura los últimos días de temporada de skí

Panticosa

Espierre. Se fue la gente, queda el románico

Espierre

En mitad del bosque

Monte Perdido

Vas recorriendo tu excursión, adentrándote más en la espesura, bosque adentro.

Te imaginas que en cualquier momento una cierva con sus cervatillos se van a cruzar en tu camino o que un jabalí receloso te va a estar vigilando en la media distancia.

Solo se oyen unos pajarillos en su sinfonía particular y el ruido del agua cuando el camino se acerca al río.

Sueñas que eres el rey del bosque, de hasta donde abarca la vista, casi como le gustaba decir a Felipe II, en mis dominios no se pone el sol.

Te das cuenta de lo grandiosa que es la Naturaleza, de lo inmensamente pequeño, casi insignificante que es el género humano al estar rodeado de estas grandes cumbres, con árboles centenarios, con ríos de aguas cristalinas,…

Piensas por un momento que no hay otro ser humano en kilómetros a la redonda.

Y de repente ves una casita a lo lejos. ¿Estará abandonada?, ¿Quién la construiría?, ¿Qué historias esconderá a lo largo de sus años o siglos?.

Súbitamente ves salir un hijito de humo por la chimenea, justo bajo el espanta brujas, dándole un aspecto novelesco.

La casa está habitada, en mitad del bosque de Añisclo. ¿Quién vivirá allí?. Y te entran unas ganas tremendas de llamar a la puerta y ver quien te recibe.

Sin darte cuenta estás sentado alrededor de una mesa de madera, que se nota hecha por las manos de quien te habla.

Es un señor mayor, aún no anciano, pero el pelo blanco atestigua que ha visto muchas nevadas en su vida.

La casa fue construida por sus padres, hace ya años, cuando el contrabando y algo de ganado hacían de aquellos parajes casi un paraíso. De aquel matrimonio, ya fallecido, nacieron dos niñas, que se fueron a Huesca a estudiar y ya se quedaron allí.

Y quedó nuestro anfitrión, viviendo la vida que había aprendido a vivir desde niño, en armonía con el bosque que rodea su casa.

Él es el verdadero rey del bosque. Estaba equivocado.

Cañón de Añisclo, al sur de Monte Perdido

Añisclo

Dentro del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, el cañón de Añisclo o del río Bellos se sitúa en el Pirineo de Huesca,, al sur del macizo de Monte Perdido, discurriendo rectilíneamente en dirección Sur durante más de 10 km, desde el Circo de Añisclo a los pies del mismo Monte Perdido, hasta la confluencia con el valle del río Aso.

When milk was always sterile

lechera

Otra lechera reconvertida

Las Bodegas de Ainsa Asador. Más que un restaurante.

Las Bodegas de Ainsa Asador.

Raro es el año que no hago una escapada al pueblo oscense de Ainsa. Es un precioso pueblo pirenáico, repleto de historia, con rincones con mucho encanto, una iglesia preciosa, que no le falta ni su cripta ni su mini claustro,…

Como ya me ha pasado en alguna otra ocasión, en mi última visita descubrí un rincón desconocido para mí, pero precioso. Supongo que os habrá pasado eso mismo  en alguna ocasión: Crees que ya lo has visto todo, que lo conoces todo, pero OHHHH sorpresa, queda algo por descubrir.

Bodegas de Ainsa 1
Bodegas de Ainsa 1

Debo admitir que siempre que voy a pasar el día como en el restaurante El Callizo, de lo mejorcito que hay en los Pirineos, siempre a un nivel muy alto y del que ya he hablado en alguna ocasión en el blog.

Pero, casualidades, está cerrado en la actualidad por reformas hasta marzo, por lo que hubo que buscar alternativas.

Horno de leña de verdad, como los de antes

Así es como, por casualidad, acabé en este restaurante, Bodegas de Ainsa, en el extremo sureste de la plaza. Y fue un descubrimiento por todo lo alto.

Bodegas de Ainsa posee uno de los dos únicos hornos de leña de la localidad, lo cual hace que sus platos a la brasa tengan un sabor especial. Ello, unido a una buena materia prima, es casi garantía de éxito.

El plus del buen servicio está conseguido, así que tenemos mucho ganado.

Pero lo que me sorprendió sobre manera fue la decoración. Apoyada en un edificio de regia piedra, y con vidrieras y cristaleras de inspiración medieval, tiene varios comedores en el sótano de gran encanto, con un mobiliario multicolor que crean un ambiente muy agradable.

Bodegas de Ainsa tiene también una terraza exterior y una interior que tiene  que ser las delicias de los días de buen tiempo, con vistas al valle.

Me llamaron la atención la cabina telefónica, decorada en madera policromada y un aliviadero francés de siglos atrás, en la zona de salida a la terraza. Piezas muy curiosas.

Junto a la zona de bar hay una prensa de la antigua bodega, que da fe de lo que en tiempos fue aquel edificio.

En resumen, un sitio que tienes que conocer, con una buena comida montañesa y una carne a la brasa que no defraudará. Os dejo el link a la carta, para ir haciendo boca.

Huesca entre dos luces

Huesca entre dos luces
Huesca entre dos luces

It´s not the Cathedral of Our Lady of the Pillar and it´s not Zaragoza

In response to The Daily Post’s weekly photo challenge: Tiny

It´s not the Cathedral- Basilica of Our Lady of the Pillar and it´s not Zaragoza.

It´s Pirenarium, in Sabiñanigo, in Huesca province.

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El otro Pilar

Nieva en Biescas, España

nieve

Atardecer románico.

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