Palacio de Hluboká nad Vltavou. Otra cosa.
Praga es Praga. ¿Quién no conoce Praga?. Tan preciosa como atiborrada de turistas que impiden, la mayoría de las veces, captar la esencia de la gente que vive allí, de lo que fueron y lo que son los lugares. Pare eso, tienes casi la obligación de salir de la capital checa y perderte por la Bohemia o por la Moldavia, que forman, tras la separación de Eslovaquia, esta milenaria región.
Es reconocida como la joya neogótica de Bohemia del Sur.
El palacio de Hluboká es el destino ideal de las excursiones por Bohemia del Sur para los amantes de la historia, los empedernidos románticos y los que profesan actividades deportistas.
El palacio, que suele calificarse como el más bonito de Chequia, debe su aspecto actual a los nobles Schwarzenberg, que sembraron toda centroeuropea con sus lujosas mansiones durante varias generaciones.
Al llegar arriba y, alejado del ruido de los coches y sin turistas, sentado en la terraza de la cafetería y oyendo solo el ruido del agua de la fuente al caer, te imaginas la sufrida vida que debieron llevar los nobles de tan afamada familia, sugiriendo podar el rosal por aquí o por allá o si el faisán lo degustarán los señores mañana o pasado mañana.
Aunque pueda tener un poco apariencia de castillo de LEGO, tiene mucho encanto, camino de Praga a Cesky Krumlov, la verdadera joya de la corona de Bohemia del Sur y patrimonio universal de la UNESCO.
Palacio de Hluboká