Ca La Pepa

Bajaba tranquilamente desde Tahull a Boí.
Cuando, de repente, tras un giro pronunciado a la izquierda, con el rabillo del ojo, vi un letrero que ponía restaurante “Ca la Pepa».
Y en ese momento tuve una especie de flash back. Muchos antes había estado allí. De hecho, aún recordaba la tarjeta que acreditaba en mi memoria que era un sitio que merecía la pena.
Dudé si entrar o no, porque eran las 11 de la mañana, una hora en la que los restaurantes en España no dan servicio. pero finalmente me animé y crucé la puerta.
Me recibió un joven y un poco ruborizado comencé a explicarle que había estado allí 10 o 15 años antes y que por eso me había decidido a entrar.
El joven, muy amable, me explicó que se habían mudado a este nuevo sitio, solo distante unas pocas decenas de metros del otro, hacía ya creo que 14 años y que habían pretendido darle el mismo sabor, con una decoración similar y una carta parecida pero ampliada.
A la sazón el joven resultó ser el hijo de La Pepa, que tuve ocasión de saludar algo más tarde.
El sitio parece sacado de un cuento de hadas, con todo tipo de figuritas en cada rincón que acreditan que es un lugar encantado.
A las crepes que yo recordaba, tanto saladas como dulces y las magníficas ensaladas, se han sumado hamburguesas de ternera ecológica de la zona y algún plato más.
La decoración es clásica pero sirve de contraste con la decoración boscosa. Y toda la familia es tan amable…
Quiero darles las gracias por el rato tan agradable que me hicieron pasar y los recuerdos ya en lo más profundo de mi disco duro que consiguieron sacar de mi cabeza.
Mucha suerte. Seguro que les irá bien. La mezcla de buen producto más simpatía y buen servicio siempre funciona. Y si es en un sitio mágico…. Mucho mejor.
Ca La Pepa.

 

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