El camino viejo de Sallent a Formigal, en el valle de Tena, nos brinda unas instantáneas de los montes a un lado y al otro del valle, en cualquier época del año. Ello hace que la cabeza, sin darnos cuenta, se nos vaya hacia arriba, mirando los cielos infinitos, las montañas interminables, los bosques en las alturas,…
Pero hacia abajo también se encuentran detalles preciosos como esta borda, casi derruida, que guardará en sus entrañas mil historias, millones de recuerdos,…
I love such scenes 🙂