Lo bueno: la simbiosis de color, de formas,… con el entorno de viñedos interminables a los pies de Sierra Cantabria. O la grandiosidad comedida del proyecto que se asemeja a otras obras del ilustre Calatrava pero es diferente a todas ellas.
Lo malo: como pasa con otras obras del genial arquitecto valenciano, defectos de construcción, mal envejecimiento de la obra,…