Hay una localidad perteneciente al municipio de Biescas, valle de Tena, pirineo aragonés.
Cuando en los años 60 se expropiaron tierras para la construcción del pantano que lleva su nombre, también hubo que abandonar este pueblo. Las aguas nunca cubrieron sus casas.
Hasta 1984 no se consiguió iniciar el proceso de rehabilitación, dentro de un programa nacional de recuperación de pueblos abandonados.
Con los años ha quedado un precioso pequeño pueblo que tiene como características especial una serie de herramientas y máquinas agrícolas pintadas de vistosos colores.