Del primer viernes de abril al primer viernes de setiembre se celebra en esta localidad del norte de Holanda un curioso mercado del queso, en el que es todo una representación de cómo se hacían antaño los pesares, las ofertas, las transacciones. Todo ello con mucho colorido y con un ceremonial muy curioso.
Paradójicamente no se puede comprar queso, pero para ello están los puestos ambulantes que todos los viernes se instalan alrededor de la plaza y las tiendas fijas especializadas.
En resumen, bonito costumbrismo en una bonita ciudad
.