Tiempos de frío y niebla

Niebla y frío

Alerta, alerta: se nos escapa la niebla por el Défilé de Tourmont

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Niebla en el castillo

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niebla en el castillo

La niebla siempre genera incertidumbre, miedo a lo desconocido, formas sospechosas,…

Cuando a la niebla se le suma el entorno de un castillo, una iglesia u otro edificio medieval todavía se incrementa esa sensación de peligro inminente que puede acabar con tu vida en cualquier momento, con un jinete blandiendo una espada o una bruja malvada a punto de lanzarte un embrujo.

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Tres elementos: tierra, agua y aire

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Tres elementos

La niebla es ese horroroso elemento meteorológico que te pone en peligro cuando conduces un coche, que te quita visibilidad ante un paisaje, que no te deja visitar una ciudad desconocida,…

Pero también es es esa agua purificadora que cuando te encuentras en mitad de ella notas que es la limpieza de cutis… y del alma que andabas buscando. Cuando abandonas la niebla sales empapado, pero con una sensación muy agradable.

Por eso me gusta la niebla, porque moja sin empapar y te despierta.

Niebla en el castillo. Y tras el arco, la nada.

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Niebla en el castillo

Siempre me causó sobrecogimiento la niebla. Ya desde pequeño, con los interminables inviernos cubiertos por la niebla del Segre, con esa humedad que inherente a la niebla y que se mete profundo, profundo, hasta el alma, el principio del invierno sin luz durante días y días me generaba intranquilidad.

Hoy es el día que cuando la niebla invade todo alrededor persiste en mí cierta sensación de zozobra ante lo desconocido, vayas conduciendo o estés recorriendo, como es el caso, la iglesia fortaleza de Ujué, en Navarra. No son los temores de la tierna primera infancia, pero sí esa sensación de que algo desconocido se esconde a la vuelta de la esquina.

Probablemente la niebla suponga el escenario perfecto para una visita de este tipo. No es que no se vieran las casas a los pies de la fortaleza, que no se veían, es que casi no se adivinaba más allá de 10 metros. Esperaba que en cualquier  momento unos corceles montados por caballeros armados hasta los dientes aparecieran a la carrera y pasasen sobre mí, como alma que lleva el diablo. No sucedió, pero estuve atento, por el quizás.

Una visita obligada, próxima a San Martín de Unx y a Olite. Con los tres se puede montar una jornada medieval en la que dejar rienda suelta a la imaginación y trasladarte a la Edad Media sin abandonar las comodidades de nuestros tiempos. En todo, excepto en la niebla, eso va en la esencia del lugar y de la época.

Baja la niebla.

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Esperando las primeras nieves

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La fría soledad

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